La Segunda División no es un camino de rosas en ninguna de sus etapas, solo con trabajo, humildad, autocrítica y mente fría es posible afrontarla saliendo airoso. Llevamos poco más de dos meses de competición, pero ya comienzan a verse con claridad los puntos débiles y fuertes de cada equipo, incluido el Málaga de Pellicer.

Partiendo de la base de que este verano en Martiricos se ha llevado a cabo una auténtica revolución deportiva, que va de la mano de la reestructuración institucional que está viviendo la entidad en este extraño 2020, llevar dos jornadas consecutivas en puestos de play off no está nada, pero que nada mal. Es posible que ni en el propio club esperasen haber alcanzado estas cuotas tan pronto.

Y si ante el Sporting se vio la mejor cara del conjunto blanquiazul hasta la fecha, el domingo frente al Mirandés -y con la carga de haber jugado tres partidos en una semana-, el cansancio dio lugar a rotaciones que no salieron del todo bien. Todo lo logrado hasta el momento permanece, pero los cambios dejaron a la vista la irregularidad de los jugadores a los que le sigue faltando rodaje y que, en cierta medida, ante el conjunto de Miranda de Ebro hicieron que la cara ofensiva, ordenada y vertical de los blanquiazules quedase en segundo plano. Aunque esto es la pescadilla que se muerde la cola: Si los nuevos no juegan, no se adaptan y si no se adaptan, no juegan.

Asimismo, el Málaga tiene que aprovechar más sus buenos inicios, en los que está logrando batir la portería rival en la primera media hora de partido. Rentabiliza bien los pocos tantos que cuela en la meta rival, pero en cada pitido final se queda cierto retrogusto amargo de que el equipo tiene potencial para cerrar antes y mejor los encuentros.

La fase defensiva está bien cubierta, pero si en la medular no están Luis Muñoz ni Ramón Enríquez, a los boquerones les cuesta mucho más sacar el balón con peligro hacia los tres cuartos de campo. Si como ante el Mirandés, no está Yanis como enganche el equipo pierde gasolina en los últimos metros, además de ver que Jozabed y Jairo aún tiene un ritmo irregular.

Otra semana con doble partido

La categoría de plata sigue inmersa en pleno carrusel de partidos con el que ajustar el calendario. Para cerrar el mes de octubre y arrancar noviembre, el conjunto blanquiazul tendrá dos partidos de enorme exigencia: Mallorca este mismo jueves y Espanyol el próximo lunes. O lo que es lo mismo, dos de los tres equipos que el pasado curso militaban en Primera División, siendo además uno de ellos -el Espanyol- el actual líder en LaLiga SmartBank con 17 puntos en el zurrón y una única derrota en ocho partidos.

Dos partidos que supondrán también dos encuentros de viejos conocidos: Chavarría llegó este verano a la Costa del Sol tras rescindir contrato con el equipo balear y en el mismo periodo aterrizó Keidi Bare al conjunto perico, será el regreso del centrocampista albanés a la que en los últimos años ha sido su casa. En ambos casos, tanto Chavarría como Keidi podrán jugar con sus exequipos, de los que quedaron hace unos meses totalmente desvinculados a nivel contractual.