Mantiene una amplia variedad de pinchos fríos y calientes, carnes procedentes de reses del norte de Europa y entre las que destaca el chuletón de buey y pescados salidos el Cantábrico. Pero en la carta de este verano no figuran ninguna de las cinco variedades de arroz que ofrece a los clientes en agosto y Semana Santa.

El Asador Guadalmina, en San Pedro, ha retirado de su oferta veraniega los arroces al no encontrar para agosto un especialista en este tipo de cocina.

Un letrero en una de las columnas del establecimiento advierte a los clientes de que este mes tendrán que prescindir del arroz. «Llevamos meses buscando arrocero, pero nadie quiere trabajar, al menos en este sector», señala el cartel, en el que el asador critica que, mientras nadie se interesa por el puesto, los gobiernos prestan subsidios de desempleo y pagas a parados de larga duración. El cartel concluye con un «vergüenza nacional» entre múltiples signos de exclamación.

En internet figuran cuatro ofertas en las que el asador busca un arrocero profesional. En tres de ellas, publicadas en portales de empleo de Alicante, Barcelona y Valencia -tres ciudades muy vinculadas a la cocina del arroz-, el establecimiento asegura pagar 2.000 euros y facilitar el alojamiento para contratar, en agosto, a un arrocero profesional que tenga más de dos años de experiencia. En la cuarta oferta, publicada a principios de agosto, el local propone a los interesados un sueldo fijo -sin concretar la cuantía- y el alta a la Seguridad Social para contratar a un cocinero profesional con conocimientos en la gastronomía tradicional vasca y vehículo propio.

«Hemos recibido miles de ofertas por un puesto de camarero, pero ninguna por el trabajo de arrocero. Te pones a solicitar entrevistas y poner horas y no viene nadie», señala la secretaria del establecimiento, Vanesa Moreno.

El último arrocero abandonó el asador después de Semana Santa para abrir un negocio en Granada. Tampoco quiso seguir un ayudante al que no le compensaba renunciar a una ayuda pública por trabajar un mes en el establecimiento, señala Moreno.

El asador, conocido en su momento por oponerse a la ley antitabaco que aprobó el Gobierno de Zapatero, se encuentra en una zona frecuentada en verano por turistas vascos y de Madrid, por lo que los arroces «tienen muy buena salida», destaca Moreno.

Según el sindicato SAT, el asador ofrece un alta a la Seguridad Social de un 30 por ciento de la jornada laboral, una jornada de trabajo de 12 horas al día seis días a la semana y un salario de 900 euros, la mitad abonado en b. «Que se busque al camarero o arrocero que lo soporte», señala en las redes sociales.