Fiestas

Antequera trabaja por mantener vivo su folclore

Llamamiento a vestirse con el traje en la próxima ofrenda floral a la Patrona de la ciudad

Miembros del grupo bailando el fandango

Miembros del grupo bailando el fandango / celia paredes. antequera

Celia Paredes

Hay tradiciones que se aplauden fuera de una ciudad, pero que no se valoran todo lo que se merecen en su tierra de origen. Esto es lo que pasa con el fandango y el traje típico antequerano, almas del folklore de Antequera que levantan pasiones más allá de la Peña de los Enamorados, el Torcal y los Dólmenes, pero que no suelen estar muy presentes en el día a día de sus propios paisanos.

Desde la formación de un humilde grupo de baile en el año 1986 hasta su consolidación como asociación oficial entre 1994 y 1995, el grupo Azucena, en honor a la jarra de azucenas del escudo de la ciudad, ha sido el alma máter de la recuperación, permanencia y puesta en valor de este baile típico del siglo XVI que llegó a perderse en la propia ciudad al considerarse «muy provocador», pero que se mantuvo gracias a que se siguió bailando en los cortijos y en el campo.

Tras un impasse en el tiempo a causa de la ida y venida de miembros, desde hace unos años, más de una veintena de socios han vuelto a tomar las riendas del grupo con el objetivo de seguir enseñando y difundiendo esta gran seña cultural antequerana. Actualmente realizan ensayos semanales, aunque «si tuviéramos más tiempo iríamos recuperando otros bailes que también dominamos como el de Alfarnate, Alhaurín, el vito granadino, la reja, etc.» explica el presidente, Pablo del Campo.

Por otro lado, dan visibilidad al traje típico antequerano, aunque su uso no se ha difundido todo lo que quisieran. «Hace un tiempo intentaron modernizar el traje, pero no funcionó. Ni nos gustó a nosotros, ni llegó a calar entre el público», detalla.

El grupo mantiene una estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Antequera a la hora de participar en actos institucionales o eventos festivos donde suele contar además con el acompañamiento musical de la Rondalla y Coro de la Sociedad Excursionista. A corto plazo, tienen previsto cooperar en una ofrenda floral a la patrona de la ciudad, la Virgen de los Remedios, el día 4 de junio, así como participar en un enciclopedia virtual cultural impulsada por Diputación.

Del Campo ha hecho un llamamiento a la sociedad antequerana. «Estamos abiertos a cualquier voluntario y persona que quiera aprender el baile o esté interesado en hacerse un traje», independientemente de la edad. «Es muy importante conservar nuestras tradiciones porque así recordamos y tenemos presente lo que hacíamos, lo que éramos y nuestras raíces», asegura.

Fandango antequerano

Según explica del Campo, el fandango antequerano no se caracteriza por el estilo flamenco, sino que es un baile muy pausado, tranquilo y que no requiere de mucho fondo físico. Consta de seis pasos distintos con un estribillo y paseillo entre medias. «Hay un juego de cambio de parejas, es un baile típico de coqueteo. Su singularidad es que se canta al toque de almirez, cosa que no vemos en ningún otro baile regional», detalla.

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Los hombres utilizaban este tipo de trajes en las faenas diarias, mientras que en las mujeres tenían un matiz más festivo. En la actualidad, ambos se visten en ferias, romerías, ofrendas, verbenas, etc. El hombre viste traje de paño en colores discretos, con chaquetilla corta y pantalón de cintura alta ajustados. Luce adornos sobrepuestos de fieltro a modo de flor de liz , lazos negros y caireles. Camisa blanca de algodón y fajín rojo a la cintura. Completa el conjunto un pañuelo en la cabeza y catite negro, así como botos al tobillo y polainas que se ajustan a la pierna. La mujer lleva falda de seda de colores con vuelo, tiras de encaje beige, y corpiño de terciopelo negro. Bajo la falda enaguas, puchos blancos y medias de garbanzos de hilo. Zapatos negros de tacón, con lazos que se entrecruzan a la pierna. La cabeza va adornada con un tocado de encaje sobre claveles con un broche de orfebrería típica antequerana, al igual que los pendientes y un camafeo anudado al cuello.