Martín Delgado, número uno en el candidotódromo del PSOE, se deja ver en sitios donde antes no se prodigaba. Tanto. El otro día estuvo en el fútbol viendo en La Rosaleda, en el palco, al Málaga en la Copa. Codeándose. Siendo tratado como una autoridad de facto. A Martín Delgado le viene la afición al Málaga de lejos. Y bien comprometido que estuvo con el club. Fue él, como consejero de Cultura y Deportes (antes se llamaba así) de la Junta, quien promovió, entre otros, la compra del campo de fútbol por parte de las administraciones públicas. Todo un hito en el malaguismo. Una de las claves de que el Málaga sea tal es que la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento pongan parné para el estadio.

Sabadete

Las Juventudes Socialistas organizan un acto mañana en Torremolinos al que está previsto que acuda el secretario general del PSOE, Miguel Ángel Heredia, y el diputado José Andrés Torres Mora. El encuentro tiene también una vertiente formativa, dado que los cachorros del zapaterismo serán adoctrinados por cuadros diversos en cuestiones como oratoria, comunicación y hasta hitos políticos contemporáneos como la elección de Obama. El PSOE se ha trazado como estrategia una suerte de ´sábado sabadete...´ pero en su vertiente política. Se trata de llenar la agenda mediática ese día de la semana, hacer acto de presencia y organizar grandes encuentros, mítines o comparecencias sabatinas de aquí a unos meses. Y si es en terrenos como Torremolinos, Fuengirola o Nerja, mejor, indican algunas fuentes.

Bronca, bronca

Días de bronca. Camps le dijo a los socialistas en las Cortes Valencianas que a éstos les gustaría verlo a él en una cuneta boca abajo. En Madrid, en el Congreso, Teresa Cunillera se enzarzó con Sánchez-Llibre y éste bramó a cuenta de un vociferante Álvaro Cuesta que le decía jocosamente que iba a quedar excomulgado si seguía hablando del Estatut. En este punto y hora, los parlamentos son a la política lo que Jorge Javier Vázquez a la televisión. En Andalucía sin embargo, donde el tópico nos pinta más jacarandosos y ruidosos, jaleosos y con ganas de armarla siempre, tuvimos un debate en el Parlamento también. Pero las formas morigeradas como de Thatcher de Dos Hermanas con las que se adorna Carmen Martínez Aguayo dieron un debate de presupuestos civilizado y hasta constructivo. Tanto que hasta Javier Arenas, que sufrió un ataque de responsabilidad, dijo que daba por perdido el debate con tal de que salieran unas buenas cuentas para los andaluces. Aguayo además aceptó el pacto que le proponía Arenas en materia económico-presupuestaria. A Andalucía siempre le llegan tarde las modas y tendencias. En efecto: aún estamos instalados en el diálogo.