Decir adiós

Cuando nos vamos haciendo mayores, al menos a mí me pasa, cuesta decir adiós o diciéndolo de forma parecida, es más costoso despedirse

No se por qué será. Se ha repetido innumerables veces las fórmulas estereotipadas. Infinitas veces hemos pasado por ese trance y muchas veces triste. A tanta gente que formó parte de nuestra vida. Parece que iban a estar siempre con nosotros, pero hubo que despedirles. Y ahora nos cuesta más. Todo nos cuesta más. Tal vez pensamos que nuestra partida es cada vez más cercana. Y el despedirse es más costoso. Frivolizando y dejando de ser trascendente, pienso en tantas veces en que hemos iniciado una despedida y... anda tómate la penúltima copa. O, ese café, tómate otro cafelito. El penúltimo, que es el penúltimo, hombre. A lo que el amigo contestaba... de verdad, que me voy ya. Y se despedía.

Los nietos se despiden y antes de irse buscan a la abuela que les da dos caramelos habitualmente, y después vienen los besos de la despedida.

Más ahora todo va a comenzar a cambiar. Me lo sospecho. No habrá penúltima copa. Ni el penúltimo café. Solamente un beso. Tampoco dos caramelos... uno y sólo uno. Ya todo temo que está dando las últimas boqueadas. Seremos mas cortos en las despedidas.

Nos ha dicho el Gobierno en sus previsiones. El Gobierno piensa en el abaratamiento del despido, y como informa y luego exige... pues, ¡hala! despidos más económicos. Que se van a abaratar los despidos. Pero si cuando se lo mentaban era como nombrarles la bicha...

Pero no lo tomemos por la tremenda y al pié de la letra. Seamos siempre espléndidos y generosos. Dar, y siempre con amor de madre. Dándose sin esperar nada cambio.

Alfredo Hernández Sacristán

Málaga

La escuela de las desigualdades

Un acuerdo sobre educación no ha sido posible entre los dos partidos mayoritarios porque el PP quiere favorecer a la enseñanza privada contra la pública. Es por motivos ideológicos. Los populares pretenden que todos los colegios privados sean concertados y reciban subvenciones si así lo solicitan. Un inmenso caudal de dinero distribuido entre los colegios para privilegiados nos priva a todos/as de una mejor enseñanza.

El partido de la oposición ha puesto numerosas trabas como la de la Educación para la Ciudadanía o la de las comunidades bilingües. Pienso que el escollo principal es el de favorecer a una enseñanza que si alguien quiere optar por ella, lo mínimo que se le puede exigir es que la pague de su bolsillo.

En mi barrio estamos rodeados por colegios de religiosos y religiosas y aunque la gran mayoría de los vecinos tenemos poco dinero se encuentran a menudo personas que no es que se crean descendientes de los dioses sino que por el contrario están convencidos de que son los dioses los que descienden de ellos.

Manuel Salvador Bastazo Navarrete.

Málaga