Cinco semanas. Es el tiempo que queda para las elecciones andaluzas del 25-M, la fecha límite que tanto PP como PSOE tienen marcada a fuego en sus calendarios para el todo o la nada. De unos y de otros, aunque sea en las filas socialistas desde donde se mira con más temor a un domingo que puede cambiar sobre manera el panorama político andaluz. Lo sabe bien el presidente de la Junta y candidato a la presidencia, José Antonio Griñán, que ayer en su discurso insistió una y otra vez en esas cinco semanas que han de servir para dar imagen de unidad y de lucha cohesionada, aunque el escenario que ha dejado la elaboración de las listas dicte lo contrario. Ayer fue la primera prueba de esa unidad, al menos externa, y se hizo por todo lo alto, sin que ni siquiera faltara el nuevo secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, que dejó en el aparente olvido el apoyo de los socialistas andaluces a Chacón para dejar claro que toda la artillería pesada del PSOE estará con Pepe Griñán para acometer la más difícil de las batallas: contradecir a las encuestas y mantener la Junta en manos socialistas. Por eso ayer, en la convención programática que se celebró en Málaga, no se habló de críticos, aunque estar estuvieron, ni de la debilidad mostrada en la configuración de las candidaturas. Todo eran abrazos, sonrisas y buenas intenciones (las quejas, que las hubo, sólo se hicieron bajito y sin dar ruido). Allí estaban con el triunfo en la cara gentes de la vieja guardia como Gaspar Zarrías y Luis Pizarro, los cabeza de lista de las ocho provincias, caras conocidas (delegados provinciales, consejeros, exconsejeros, cargos y carguillos de todo tipo y condición) y menos conocidas para arropar a un candidato que hiló un discurso contundente que apelaba al sentido primigenio de la izquierda: la defensa de los servicios públicos, la igualdad de oportunidades, la educación como camino a la superación personal y profesional… Gustó el discurso de Griñán y gustaron las palabras de Rubalcaba, que hizo una visita exprés a Málaga y se marchó a mediodía acompañado de Óscar López, secretario de Organización del PSOE.

Rubalcaba y Griñán fueron precedidos en sus intervenciones por el secretario general del PSOE malagueño, Miguel Ángel Heredia, satisfecho de que Málaga acogiera la cita programática y que protagonizó una de las anécdotas de la jornada al hablar de «militantes y militantas», unas «militantas» de las que María Gámez dijo que hacían falta más… La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Málaga, que fue la encargada de dar paso a Rubalcaba, ha ganado un renovado protagonismo tras ser incluida en la ejecutiva federal socialista y ayer Heredia ya dijo que dentro de tres años está convencido de que será alcaldesa de Málaga, lo que hace prever que repetirá como candidata en 2015…

La convención comenzó con casi una hora de retraso, de ahí que tras la intervención del candidato, ya a la hora del almuerzo, el bar del Palacio de Ferias se llenara rápidamente de corrillos y menús antes de las fotos oficiales de las candidaturas con Griñán, que aprovechó ese rato para departir en el bar con algunos secretarios provinciales y representantes autonómicos, entre ellos Miguel Ángel Heredia y Remedios Martel. Eso fue antes de irse a almorzar con los ocho secretarios generales al restaurante El Sauce de Campanillas donde repuso fuerzas para proseguir con la agenda de la tarde, que cerró con una intervención con los líderes sindicales andaluces.

P. D.: Como vienen cinco semanas complicadas, algunos socialistas no dudaron en probar sus fuerzas con los triciclos disponibles para «pasear» por las ocho provincias andaluzas en el «mapa de carrreteras» que se montó en el patio. Uno de ellos fue el secretario de Organización malagueño, Francisco Conejo.