Haciendo honor al nombre que ellos mismos se han dado, el Partido de los Piratas alemanes reclaman barra libre para todos en materia de propiedad intelectual. Pero artistas e intelectuales, conscientes de lo que está en juego, comienzan ya a plantarles cara.

Los Piratas son un fenómeno fulgurante en la política germana. Han crecido en su mayoría con internet, son de una generación que no ha tenido que luchar prácticamente por nada, a diferencia de sus padres o abuelos. Y están acostumbrados a la gratuidad e inmediatez de lo que otros han conquistado lentamente y a base de muchos esfuerzos.

Entrevistado por el semanario Der Spiegel, el poeta y ensayista Hans Magnus Enzensberger, de 82 años, que ha estado siempre en la vanguardia de los movimientos sociales y políticos, no oculta su desprecio por las exigencias del nuevo partido y decía que nada había en ellas de «revolucionario». ¿Por qué no exigen lo mismo en la panadería?, se preguntaba el autor de El corto verano de la anarquía?, el famoso ensayo sobre el revolucionario español Buenaventura Durruti.

«Son como nuestros abuelos que se alegraban cada vez que había algo gratis», critica Enzensberger, para quien es ésa una actitud de lo más pequeño-burguesa. De la misma opinión son otros muchos artistas alemanes como la también conocida escritora y cineasta Doris Dörrie, la guionista Katharina Kress o los músicos Sven Regener o Jan Delay.

El autor y músico rock berlinés Regener dijo en una reciente entrevista radiofónica que muchos músicos del mundo pop no se atreven a expresar lo que piensan realmente sobre los Piratas por temor a ser tachados de antiguos y con ello levantó toda una tormenta de críticas en la Red. En un debate con Delay en la revista antes citada, un diputado regional de los Piratas defendía las descargas ilegales con el absurdo argumento de que un adolescente de quince años tal vez no tenga dinero y si baja gratuitamente esa música, puede irse aficionando a ella de modo que cuando un día tenga ingresos, comenzará a comprar discos. ¿Quién va a querer pagar por algo cuando se ha acostumbrado desde muy joven a tenerlo gratis?

El problema de los Piratas es que cada día que pasa dan más la impresión de ser un partido obsesionado sólo por el mundo digital, sus avances tecnológicos y sus indudables ventajas a la hora de acceder a todo tipo de contenidos sin pagar un solo euro.

Y ello va directamente en contra de los creadores, que, por muy progresistas que sean, se preguntan cómo van a vivir muchos de ellos si los aficionados pueden copiar y reproducir libremente sus obras sin tener que pagar un céntimo por ello.

Y hay también quienes, aun reconociendo que los Piratas son un partido de nuevo cuño con su práctica de la democracia directa gracias a su aprovechamiento de las posibilidades del mundo digital, critican lo que muchas veces aparece como confusión de ideas, su evidente desinterés por la economía, y sobre todo el hecho de que, bajo el manto del anonimato en la Red, del que son acérrimos defensores, no duden en lanzar por esa vía ataques masivos e intimidatorios contra quienes disienten de sus planteamientos, lo cual equivale pura y simplemente a un linchamiento digital.