Si es difícil conocer a las personas, cuánto más a los estados y las organizaciones supraestatales... La Unión Europea a veces es de una forma, a veces de otra; a veces somos nosotros, a veces, ellos y casi nunca es Grecia, el moroso del ático; a veces tiene dirección en Bruselas; a veces, en Berlín pero el domicilio que mejor la representa ahora es 13 Rue del Percebe por cómo se caracteriza cada vecino y porque no funciona el ascensor.

Un presidente fue destituido en Paraguay y, como es difícil conocer los estados o saber algo de paraguayos fuera de la frutería, los primeros comentarios que se oyeron en España al respecto no fueron acerca de la ilegitimidad de los hechos sino de la posición que adoptaban otros estados más conocidos (mal). Sospechosos habituales como Venezuela, Argentina, Ecuador y etcétera de la nueva izquierda latinoamericana, no reconocieron al gobierno entrante y desconfió de los que pensaban mal hasta que se aclaró que aquello parecía un golpe (es difícil conocer a los estados) y que no había legitimidad para destituir al presidente, exobispo y padre (es difícil conocer a las personas). Hay horas en que los estados latinoamericanos se preocupan más por la democracia de los países de su entorno que la Unión Europea por la de los países que la componen.

Es difícil saber qué pensar de los estados. El Vaticano es la más antigua y experta teocracia del mundo. Recientemente se denunció un complot para matar al Papa, rasgo de estado fallido pero que allí tiene cierta tradición. En El Vaticano, el mayordomo del Papa –acusado de posesión ilegal de documentos secretos en medio de un escándalo de filtraciones y acusaciones de corrupción, prevaricación y mala gestión estatal– lleva un mes encerrado e incomunicado, sin poder ser asistido por sus abogados con las mínimas garantías. Qué pensar cuando el Vaticano gane protagonismo indeseado en el informe de Amnistía Internacional.