E­­­spaña sigue sin ver la luz al final del túnel. Hace escasos días que el FMI, en su actualización de las previsiones macroeconómicas de finales de julio, pronosticaba una caída del 1,2% del PIB de España en 2013, duplicando su estimación previa al incorporar el efecto del recorte en gastos y subidas de impuestos necesarios para cumplir con el objetivo de déficit público del 3% en 2014. Este escenario tan poco halagüeño es aún más triste si tenemos en cuenta que de las grandes economías para las que el FMI detalla sus estimaciones, España es, junto con Italia, las únicas con una tasa de crecimiento del PIB negativas en 2013, si bien la tasa correspondiente a España es cuatro veces superior a la de Italia (-0,3%). Además, España es la economía que presenta los peores registros en términos de tasa de paro (24,7% en 2013). Y por si fuera poco, también tenemos el triste honor de encabezar el ranking en términos de crecimiento en el endeudamiento del sector público, con un aumento de más de 25 pp. en la ratio deuda pública/PIB, pasando de un 68,5% a finales de 2011 al 94,3% en 2013, tras incorporar el endeudamiento asociado a los 100.000 millones de euros del rescate bancario.

Con el consumo privado y la inversión agonizando y la contracción asociada a la austeridad impuesta desde Bruselas en el gasto público, solo la exportación puede sacar a España de la recesión. Pero las exportaciones dependen de lo que le ocurra a nuestros principales compradores en el exterior que son precisamente nuestros socios de la Unión Europea. Según el FMI, el área del euro crecerá solo un 0,7% en 2013, siendo Alemania, Reino Unido y Francia las grandes economías que tirarán del carro, aunque con tasas modestas del 1,4% en los dos primeros casos y 0,8% para Francia. Al otro lado del Atlántico, Estados Unidos crecerá a mayor ritmo (2,3%), si bien nuestras exportaciones a ese país son muy reducidas. En consecuencia, a pesar del buen comportamiento experimentado hasta ahora por nuestras exportaciones, no son suficientes para que nuestra economía vuelva a crecer y a crear empleo.

La Europa de las dos velocidades que constatan las cifras del FMI nos lleva a una conclusión y es la necesidad de que las economías que presentan más fortalezas en términos de crecimiento y calidad de sus finanzas públicas estimulen sus economías con políticas fiscales expansivas. Y aquí todas las papeletas la tiene la economía más grande y por tanto con capacidad de actuar de locomotora. Pero desgraciadamente Alemania no está por la labor en su férrea posición a favor de las políticas de austeridad.

El FMI advierte que sus previsiones pueden empeorar si la Unión Europea no adopta medidas encaminadas a resolver la crisis de la deuda soberana y mejorar las condiciones financieras de las economías periféricas. La creación del mercado único bancario y la convergencia fiscal son elementos fundamentales para la resolución de los problemas de la eurozona. Para España, es vital avanzar en este terreno ya que una parte importante de nuestra insostenible prima de riesgo es imputable a la incertidumbre que rodea al euro. Pero no hay que olvidar que la otra parte aun mayor de nuestra prima de riesgo se debe a los desequilibrios que presenta nuestra economía, por lo que no hay más remedio que seguir las recomendaciones coincidentes del FMI y de la Comisión Europea en aspectos como la reforma bancaria, la laboral y la fiscal.

[Joaquín Maudos es Catedrático de Análisis Económico]