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La semana | Cuaderno de bitácora

Medio metro

La Junta de Andalucía descarrila una vez más su principal proyecto para la ciudad y emerge un tranvía con un proyecto de veinte folios y dos fotos simuladas. Suficiente para desenfocar la realidad y dar a la ciudad lo que tanto gusta: un nuevo debate técnico

Veinte folios, dos imágenes de photoshop y mucha estrategia política le han bastado a la Junta de Andalucía para descarrilar una vez más el metro de Málaga y confirmar la máxima de que en esta provincia a nuestros representantes les pone más discutir sobre cómo cambiar los planes ya aprobados que ejecutarlos. Ahí están en su salsa, creando subcomisiones y mesas sectoriales para abordar problemas que ellos mismos han generado. Ejemplos hay tantos como proyectos paralizados. El museo del transporte-parque del Campamento Benítez; las decenas de proyectos sufridos a la realidad que supone hoy el puerto de Málaga; los cambios de usos y proyectos para el Astoria; el tercer hospital; los Baños del Carmen; el macrohospital; la milonga del parque de los cuentos en el convento de la Trinidad; el tren litoral y la coña de su trazado; y un largo etcétera de obras que se han ido superponiendo unas sobre otras con el paso del tiempo para ocultar fracasos lanzados bajo la efervescencia de una cita electoral. Si un arqueólogo empezara a remover las tierras bajo un proyecto concreto de Málaga no solo hallaría restos de romanos y fenicios, sino también una multitud de planos e ideas que, a buen seguro, nada tienen que ver con lo que finalmente se ha construido. Lo único que no varía del proyecto inicial es la placa con el nombre de la administración que lo construyó. Un legado, sin duda, interesante para que las próximas generaciones conozcan que en Málaga nada se hizo por azar y que todo fue debatido y bien debatido, a posteriori, como debe ser en gente de orden y bien. Un ejemplo más de nuestro proverbial dinamismo.

El debate en sí no es malo. Al revés, supone que una idea se pueda enriquecer con aportaciones de políticos, empresarios, técnicos, vecinos..., pero al igual que en parvulitos se nos enseñó el ciclo de la vida, no estaría de más recordar que la realización de cualquier proyecto tiene sus propios ciclos vitales y salvo excepciones extraordinarias un proyecto puede sufrir variaciones sustanciales. El que no fuera a parvulitos, en los documentales de La 2 también muestran como los animalitos nacen, crecen, se reproducen y mueren y a pocos se les ocurre reproducirse antes de nacer. Pero este no es el caso de la mayor inversión que la Junta de Andalucía desarrolla en la provincia de Málaga, que se ha empeñado sólo en reproducir errores fruto de las convulsiones propias de los siete consejeros socialistas que lo han tutelado y al que ahora se añade el agravante de que lo gestiona una consejera de un partido distinto. Izquierda Unida, socio de gobierno del PSOE en el Gobierno andaluz, ha cambiado las reglas del juego a mitad de partido y pone en tela de juicio la gestión del Ejecutivo andaluz y el liderazgo del PSOE de Málaga en su principal proyecto desnudando la claridad de ideas o qué tipo de metro quieren ofrecer a los ciudadanos de Málaga. Y ojo, el refugio de la crisis económica está muy bien, pero no debe ser el abrigo natural donde esconderse.

Ya sucedió en 2011. Alentados por el frenesí electoral anunciaron que los primeros tramos del metro estarían en servicio el 11 del 11 del 2011 a las 11 de la mañana. Una fecha ideada por el departamento de marketing y de venta de motos a la que nadie se podía resistir. Era una fecha redonda para que los primeros vagones circularan como una muestra más del poderío del Gobierno andaluz pero a escasas semanas sacan de un cajón un informe de una auditoria que revela que no sería rentable abrir sólo una parte de dos líneas sin conexión debido a que generarían pérdidas de 12 millones de euros al año al ser utilizados por unas dos mil personas al día. Una ejemplo total de ineficacia pues en cualquier asignatura de primero de Empresariales o de Económicas te enseñan que antes de iniciar cualquier proyecto es imprescindible realizar un estudio de viabilidad. Quizás ninguno de los que tomó la decisión de abrir una parte del trazado del metro asistió a clase o, lo que es peor, sí acudió y dio vía libre para inaugurar una parte del metro aún sabiendo de que no era rentable.

Ahora Izquierda Unida plantea cambiar un metro por un tranvía para la zona que atraviesa el eje central de la Alameda, La Marina y Paseo del Parque alegando motivos técnicos, presupuestarios y de rentabilidad social para evitar el trazado subterráneo. Una cortina de humo perfecta en la que disimular un nuevo fracaso conocedores de que en esta ciudad no hay nada más placentero que ofrecer un debate técnico. Se acuerdan de las tuneladoras y de los muros pantallas donde todos hicimos un máster de despropósitos. Ahora se repite pero con condimentos aún más populistas: Semana Santa, Carnaval, Cabalgata de Reyes... Por lo pronto el Ayuntamiento de Málaga ya ha picado y se opone al trazado en superficie, pide frenar el proyecto hasta la estación del Guadalmedina y estudiar las dos opciones mientras que mejora el escenario económico. Es decir, la Junta ya tiene lo que quería: entretener al alcalde durante un tiempo y repartir el coste político de su inoperancia con el metro.

Llegados a este punto sólo se pide que este enésimo debate sea productivo y que todos opinen cuando exista algo más que veinte folios y dos imágenes de photoshop.

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