Desperfectos en los autobuses

El pasado día 1 de mayo tuve un percance al salir de un autobús de la EMT, en concreto, de la línea 3 a la altura del Parque. A primera vista no supuso nada, un simple traspié que horas después y tras fuertes dolores me obligó a visitar urgencias. Desde entonces he estado con rehabilitación, por problemas en la rodilla y mi salud se ha visto afectada.

A priori, no tendría más historia el contar lo sucedido y achacarlo a mis 60 años de edad, pero lo cierto es que si el autobús hubiera estado en buen estado nada de esto habría sucedido. Un desperfecto en el suelo fue el causante de mi caída y puede motivar cualquier desgracia en otra persona.

Mi reclamación e indignación por el estado del transporte público ha ido más allá de estas líneas, y he interpuesto una reclamación ante la Junta de Andalucía por lo sucedido.

Autobuses con desperfectos visibles y que pueden generar una tragedia, e incluso, algunos neumáticos bastantes defectuosos, son algunas de las cosas que he observado desde un hace un tiempo hasta ahora y que me hacen cuestionar la seguridad de estos vehículos que recorren diariamente la ciudad con decenas de personas.

El deterioro del carril bus es otro de los puntos que habría que mirar. He tenido la oportunidad de que IU y PSOE atiendan mis peticiones y escuchen mis dudas como ciudadano que soy. Sigo a la espera de que el Partido Popular me reciba para exponer lo que yo creo que es un problema para todos.

Con respecto a la EMT, me he entrevistado con el jefe de taller pero creo que esto es un problema de todos y mañana puede suceder algo peor.

Juan LópezMálaga

La vocacionalidad del estudio

Desde hace muchísimo tiempo, en rigor, con los sofistas, mucha gente se ha dedicado a estudiar para ascender socialmente. Tal actitud es criticable porque el fin primordial del estudio, aunque del aire no se pueda vivir, ha de ser (siempre, siempre, siempre) la elevación espiritual, moral y cultural de los discentes. Añádase, además, que como señaló Aranguren, desde hace tiempo los estudios superiores no sirven para promocionarse en la escala social. De lo cual yo infiero que el principal problema de la enseñanza superior y media, que ha motivado su masificación, es que muchos estudiantes (y bastantes profesores) no tienen la menor vocación de intelectuales. Hay que decirlo claro: la riqueza cultural nunca ha llevado aparejada la riqueza material. Así que es absurdo e ingenuo estudiar a disgusto con la falsa ilusión de ganar dinero.

Hoy en día hay maneras de lucrarse sin necesidad de estudiar. El estudio, insisto, ha de quedar reservado solamente para aquellos a quienes les guste estudiar y aprender, pues elevarse intelectualmente es ya, en sí mismo, suficiente recompensa. A este propósito, la academia platónica fue un paradigma. ¡El saber por el saber!

Antonio Romero OrtegaMálaga