Comenzar un curso con goteras no es muy buen presagio. Dicen que la lluvia da buena suerte si te cae a raudales el día de tu boda, pero para mí que no es más que un pobre consuelo. Además, que te llueva en la calle, todavía, pero que el agua te empape el altar parece más bien una señal para salir corriendo. Los señores diputados no echaron carreras ayer para salir del hemiciclo cuando el presidente del Congreso, Jesús Posadas, suspendió el pleno. Hubiera estado feo darse codazos para llegar a la puerta cuando no llevan ni medio minuto desde que volvieron de las vacaciones, y entre saludarse y lamentarse por lo de Madrid 2020, tampoco les ha cundido mucho. Una gotera en el techo de la Cámara Baja aplazó un par de horas su vuelta al cole y la cosa no pasó de anécdota.

Una situación bien distinta a la de los alumnos malagueños que han comenzado las clases con sus edificios no con goteras, pero sí con andamios, excavadoras y socavones. No son muchos respecto al total, pero en los colegios afectados hay cientos de alumnos que no han podido iniciar el curso con la normalidad de la que le gusta presumir a las administraciones. La seguridad de los escolares está garantizada, dice la Junta en casos como el de Los Prados, donde la comunidad docente tendrá que convivir con las obras durante al menos una quincena. Sin embargo, los padres recelan y, sobre todo, no comprenden que la administración no haya hecho sus deberes en verano para que todo estuviera listo en septiembre. Hoy, los niños volverán a las clases con un certificado técnico de seguridad en la mano. Lo mismo ha ocurrido en otros centros como el Reina Sofía de Antequera, con unas obras de ampliación adjudicadas desde mayo pero cuyo comienzo se ha retrasado hasta el inicio del curso.

En un gesto casi inédito, el delegado de la Junta en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, pidió perdón el martes a las familias de Los Prados reconociendo falta de diligencia. Disculpas admitidas, pero de ahora en adelante los padres estarían más satisfechos si se empleara más tiempo en planificar mejor las obras y menos en sacar pecho por las inversiones y los planes OLA realizados frente a los recortes del Gobierno central. Los «esfuerzos» para mantener una educación de calidad, como comentaba ayer el nuevo consejero, Luciano Alonso, lucirían aún más si no se diesen incidencias de este tipo. Bastante complicado es ya bregar con los cambios de ley, recortes de becas, etc, como para tener que estar pendientes de que los niños no tropiecen con sacos de cemento en el patio.