Según una información no contrastada, pero más que verosímil, el previo y sistemático rastreo por las fuerzas de seguridad de las alcantarillas y subterráneos del trayecto de la comitiva de la Coronación ha dado lugar al desalojo (al menos transitorio) de enseres o bártulos de los usuarios. No es tan habitual ese interés por sus reductos: para esos subterráneos, a extramuros (interiores) de la sociedad, nadie suele mirar. Ni siquiera lo hace la izquierda más o menos radical. A fin de cuentas los sin-papeles no votan, y los caídos en la indigencia tampoco muestran afición a hacerlo, lo cual hace de ellos entes políticamente invisibles, espectros. Sin embargo, se quiera ver o no, son también España, una de las partes de esa España «unida y diversa» de la que ha hablado el rey Felipe VI, y una parte importante, pues gracias a ese infierno de los perdedores existe el cielo de los ganadores.