La puesta en servicio del primer tramo del metro de Málaga ha puesto de relieve la importancia de este negocio. Es un premio gordo. Estamos hablando de una infraestructura que obligará a las administraciones a desembolsar a la concesionaria Metro Málaga 237 millones entre 2014 y 2017 y hasta 70 millones más al año hasta 2040, cuando termine la concesión. En resumen, un negocio redondo de unos 1.800 millones de euros que pagarán las administraciones con los que se cubrirán los 800 millones de coste de la infraestructura y el mantenimiento anual. Los beneficios, una vez descontado todo, pueden superar ampliamente los 400 millones de euros en 30 años.

Tenemos el ejemplo del cálculo que hizo la Consejería de Fomento cuando se puso en venta una parte del accionariado del metro de Sevilla. La Agencia de la Obra Pública, que posee el 11,7% del accionariado, se planteó adquirir el 66% que salió a la venta por 119 millones de euros. Las cuentas le salían. Tras pagar el precio de la acción, descontar la deuda, el coste de la obra que asume y el gasto en mantenimiento anual del metro, le salían unos beneficios de 350 millones de euros. Limpios. Un negociazo. No lo pudo hacer porque la ley le impedía endeudarse, pero da una idea de lo jugoso que es el contrato de concesión del metro que se aprobó en 2004.

El caso de Málaga es muy parecido, con el agravante de unos retrasos tremendos que son achacables a los obstáculos del Ayuntamiento en el desarrollo de la obra y a la falta de dinero de la Junta de Andalucía por la crisis. Cinco años de retraso han disparados los costes y, de forma paralela, el dinero que deben aportar las administraciones.

Además nos encontramos con un problema en el futuro. La salida de Magdalena Álvarez del BEI supone la pérdida de un apoyo importante al proyecto del metro. Esta entidad ha prestado más de 375 millones para la construcción del metro y la exigencia de devolución del crédito se ha frenado gracias a Magdalena Álvarez. Ya no hay freno y el BEI puede exigir el dinero y que se cumplan los plazos prometidos.