La fascinación que causan internet y su mundo ¿viene del carisma de la tecnología, o será al revés, y lo que fascina es el retorno al estado de naturaleza? Internet es hoy un país selvático en el que los agentes del orden controlan unos pocos enclaves, y proliferan criaturas monstruosas. Los troles, pequeños demonios provocadores, agresivos y apestosos, campan a sus anchas en él. A veces el trol no es el gamberro que hubo siempre, sino gente muy de orden, que en horas libres y en el mayor secreto se camufla de trol.

Hay también, como en todo, falsos troles, saboteadores más o menos

mercenarios. La aparición de un trol es imprevisible, pues todos llevamos dentro uno en potencia. En esa segunda naturaleza virtual en la que nos ha tocado hacer vida hay que aprender a coexistir con ellos (marcando distancias), y hasta ver su lado bueno, como ocurre con las malas hierbas de efecto purgante.