Sin duda ha sido buena para Málaga la celebración entre Málaga y Marbella de la XIX edición del Foro España-Estados Unidos, un encuentro de altísimo nivel institucional y empresarial que cada dos años reúne a destacados dirigentes políticos y empresariales de ambos países. Y lo ha sido no sólo por la presencia en Málaga de los Reyes de España en la apertura -algo que siempre proyecta al resto del país la imagen de la ciudad-, sino también por la llegada a Málaga de un grupo de personas con importantes capacidades de influencia y decisión.

En Málaga hemos vivido un año turístico excepcional y ha llegado la hora de afrontar con altura de miras el futuro inmediato. Ya se están firmando operaciones inmobiliarias de calado en Marbella y Benahavís. En algunas de ellas con protagonismo de potentes inversores estadounidenses, que han puesto su punto de mira en este enclave único. Hay que trabajar para mejorar la movilidad en la Costa del Sol, pero también para seguir promoviendo un turismo de calidad y alto poder adquisitivo, para sacar el máximo rendimiento de la segunda pista del aeropuerto, y para exprimir al máximo las inversiones que se han hecho en Málaga y que ahora pueden funcionar a pleno rendimiento.

Tuve el privilegio de ser invitado como observador a la sesión de trabajo cobre el Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones (TTIP en inglés, ATCI en castellano). En su momento defendí su negociación transparente y su posible firma en el Parlamento de Andalucía. Izquierda Unida presentó diversas iniciativas parlamentarias en vísperas de las elecciones europeas para obligar al PSOE y al PP a votar lo mismo. Mi posición en aquel debate se resume en una frase: como socialistas estamos dispuestos a compartir las preocupaciones de IU, pero no sus prejuicios. No hay que negarse a cualquier cosa sencillamente porque estén de por medio los Estados Unidos de América. No es riguroso.

Sin embargo, esa posición a favor de la negociación del Tratado tampoco puede entenderse como un cheque en blanco. Está muy bien que se deje de jugar sucio estableciendo aranceles absurdos o utilizando los estándares de calidad para eliminar la competencia internacional. Poner el foco en las zancadillas clandestinas al fair play en el comercio internacional es una buena noticia. Ahora bien, destacados investigadores -como la Friedrich Ebert Stiftung alemana- han puesto de manifiesto que se necesita más transparencia a la hora de hablar sobre las consecuencias del Tratado sobre el empleo y la protección social de los trabajadores europeos. Y en ese terreno de juego sin duda los socialistas tenemos la misma preocupación que los sindicatos y otras fuerzas de izquierda.

La posibilidad de hablar sobre todos estos temas en Marbella fue un regalo interesante. Ahora hay más transparencia en las negociaciones, más documentos públicos y la posición europea está más orientada que antes hacia la defensa de un marco laboral irrenunciable. Para eso sirven estos foros, para hablar. Por eso es bueno ir a ellos con preocupación, pero sin prejuicios. Porque cuando se cree que ya está todo decidido entonces se critica mucho y se aporta poco. Que al parecer, es de lo que se trata.

*Enrique Benítez es parlamentario andaluz del PSOE