Cuando los hechos de la historia están muy cerca los perturban los bloqueos subjetivos de la memoria, pero cuando están lejanos pierden empaque de realidad, al no quedar ya rastro de la atmósfera en la que tenían sentido. Sería bueno saber cómo ven los jóvenes de hoy la historia del Rey Juan Carlos cuando aún no lo era, que está contando Telecinco. Creo que al veterano que haya respirado la atmósfera de aquel tiempo le resultará verosímil, pese a que no lo sea el Franco paternal y casi benévolo (un impagable Paco Merino, en todo caso), pues así debió de verlo el propio Rey en ciernes. Para mi lo más certero es el dibujo del desamparo de Don Juanito, metido en el fuego cruzado entre el Dictador y su propio padre Don Juan, obligado por tanto a las astucias de la supervivencia, a la simulación y, si así se quiere ver, a la traición a unos y a otros, como si fuera un niño de la calle.