Si Artur Mas no convoca de inmediato elecciones de signo plebiscitario tendría que dimitir. O sea que temo que habrá elecciones plebiscitarias, porque el absurdo muro catalán es demasiado alto como para poder bajar de su coronación sin caerse. Si en las elecciones griegas gana Syriza, la UE tendrá que elegir entre montar una barrera sanitaria, que llevaría a Grecia al desastre, o esperar a que Syriza alce la suya frente a la política europea de «reformas» (recortes). Si Putin no renuncia a la reconquista del Este de Ucrania, Occidente no retirará el vallado económico de Rusia, lo que será ruinoso para ésta, y un mal negocio para Occidente. Esos tres muros dañarían a la recuperación y al empleo. En los tres casos el buen sentido aconseja los acuerdos y empezar a retirar vallas, pero Europa, y España, llevan los muros en su carácter, igual que el castor no puede evitar hacer diques.