Las memorias de Valerie Trierweiler, exmujer de François Hollande, han vendido en Francia más ejemplares que 50 sombras de Grey. Esto es lógico no sólo porque la gente al final prefiere la realidad a la ficción, sino porque el poder energético del despecho amoroso es superior al del mismo sexo, aunque siempre haya algo en aquel de subproducto de éste. La supuesta infinitud del amor sólo se ve superada por la del desamor y el despecho, que hace finita a la primera. Nuestra cultura patriarcal suele poner el énfasis en el despecho de la mujer, pero para ser justos conviene no olvidar que venimos de la Guerra de Troya, mito constituyente de la literatura a través de la Iliada, desatada por el despecho viril de Menelao tras ser burlado por Helena (lo del rapto es sin duda un eufemismo narrativo machista). También en aquel caso la cuestión amorosa se mezclaba con la cuestión de Estado.