Pareciera que la presidenta de la Junta lo tenía todo calculado: romper el pacto con IU, convocar elecciones anticipadas, obtener mayoría absoluta y, caso de ser necesario y saliendo de cuentas de su embarazo en junio, repetir elecciones en septiembre. Los tiempos medidos, ya que la Ley Electoral andaluza descarta que se puedan celebrar elecciones en julio y agosto.

Lo cierto es que este último escenario, el de repetir elecciones, era contemplado, sino como imposible, sí como improbable. Las elecciones las convocó para conseguir la mayoría absoluta que no tenía. De lo contrario, nunca hubiera estado justificado un adelanto electoral innecesario, patada incluida a una dócil IU que le garantizaba un gobierno estable.

Que el PSOE-A fue la lista más votada es incuestionable, así lo decidieron 1.409.000 andaluces. Pero más incuestionable es aún que la mayoría de los andaluces, un total de 2.295.927, no confiaron en el PSOE-A y, por ende, en Susana Díaz para seguir gobernando la comunidad autónoma. Pero la Ley Electoral premia al partido más votado y castiga a los minoritarios. Andalucía es un claro ejemplo de ello.

En política, como en todo, la prepotencia y los ´atajos´ pasan factura, y a la presidenta en funciones se los está pasando. Si bronca fue la constitución de la Mesa del Parlamento, su investidura como presidenta más que bronca será poco probable. Y a todos les sobran sus razones.

El PP-A ganó las elecciones autonómicas de 2011 en Andalucía, victoria que no fue argumento suficiente para que el PSOE-A le permitiera gobernar la región. Para la presidenta andaluza lo que ayer no valía hoy sí vale. Pretende que la respeten como lista más votada cuando el PSOE-A no respetó en su día la del PP-A. Su prepotencia e incoherencia tenía que pasarle factura, y se la está pasando.

Aun así lo tuvo fácil con el líder del PP-A. Juanma Moreno le propuso una y otra vez en campaña electoral un pacto para que gobernara la lista más votada, lógicamente, en las autonómicas y municipales, y tampoco le interesó al PSOE-A. Estaban muy subidos. Pensaban que no lo iban a necesitar. Susana Díaz aún espera que se produzca el milagro de que sea Pedro Sánchez quien firme la defunción política de Chaves y Griñán y facilite así un posible entendimiento con Ciudadanos o Podemos.

Pero yerra. Ciudadanos y Podemos a estas alturas de juego tienen claro que pactar con quien sea previo a las elecciones municipales, autonómicas y generales sería cavarse su propia tumba, y, salvo que quieran seguir la estela de IU en Andalucía, no lo harán. El funeral político de Chaves y Griñán no les condicionaría a pactar. Con Ciudadanos en auge y la mirada puesta en las elecciones generales, y Podemos intentando contener su más que pronunciado declive no se dejarán arrastrar por pactos en Andalucía, al menos de momento. Aquí cada uno juega sus cartas. El escenario apunta a que en septiembre haya que repetir elecciones sin la garantía de que la historia vuelva a repetirse. Reformar la Ley Electoral es más que necesario. Mientras tanto, o aprendemos a pactar o la ingobernabilidad está asegurada.

@JoaquinPerez_