Si. Una vez constituido el Congreso, llega la hora de la verdad: es decir, si podrá crearse un gobierno estable que evite repetir las elecciones. Y todo indica que el procedimiento irá despacio. Así, parece que el actual presidente en funciones, Mariano Rajoy, sería el primero en intentar formar gobierno, con su pretensión de impulsar una gran coalición que incluya al PSOE (indispensable) y a Ciudadanos. Una intención que tiene pocos visos de materializarse (pese a la presión que están ejerciendo los grandes diarios y las grandes empresas). Ni siquiera parece posible garantizar una abstención de las dos formaciones para facilitar que Rajoy pudiera gobernar en minoría. En ese momento empezaría el turno de Sánchez (quien sabe que solo tiene esta oportunidad para sobrevivir políticamente).

Pese al enfado de Podemos por la constitución de la Mesa del Congreso, Sánchez podría intentar un pacto con el partido de Iglesias (al que se añadirían IU y, al parecer, el PNV), si los ´morados´ renuncian a la línea roja del referéndum catalán (más imprescindible para la socia catalana de Podemos, Ada Colau, que para Iglesias).

Pero, para gobernar, también necesitarían sin duda el concurso y los votos de los separatistas catalanes (que podrían facilitar la investidura, pero someterían al nuevo Ejecutivo a un continuo y severo desgaste). El inconveniente de este Gobierno ´progresista´, además de su inestabilidad, sería el de dejar de lado a un Partido Popular muy herido, que vetaría cualquier intento de reforma de la Constitución (dada su mayoría holgada en el Senado) y podría no ejercer una oposición responsable, ante los inevitables recortes y reformas que pide Bruselas al futuro Ejecutivo. Sí, endiablado es poco.