Lo de Rivera y Sánchez ha sido puro teatro electoral. Vale. Pero las verdades del barquero han salido a veces de un escenario, recogiendo el sentir popular, y de ahí han terminado en abdicaciones, revoluciones o en la redacción de constituciones y de las leyes orgánicas que las desarrollan. Lo del pacto PSOE-Ciudadanos ha sido teatro porque la Constitución no se puede cambiar con la actual aritmética del Senado, donde el PP obtuvo mayoría absoluta. Al respecto, Julio Iglesias le diría a cada uno de los pactantes: Y lo sabes€

Rajoy (cuya máxima equivocación a favor de Sánchez, insisto, fue no aceptar el encargo del Rey de intentar formar Gobierno) ha asumido el papel de Iglesias (Julio, no Pablo), enrocado en recordar los votos que él ha obtenido y su mayoría incontestable en el Senado. Espera a Rivera sentado para pactar con él cuando Sánchez, al final de la función, no pueda. Pero Rivera llegará, si es que llega, con varias pantallas del fontanero Súper Mario superadas. En concreto, la de la limitación de mandatos a 8 años que ni PSOE ni PP quisieron nunca aprobar, la de la despolitización de la Justicia siempre pendiente y ya veremos de qué manera, la de la supresión de las diputaciones luego matizada en una especie de remedo de la comarca de Tolkien, la eliminación de los aforamientos (como a los que se acogieron en su momento personalidades como Viera, Chaves y Griñán y ahora Rita Barberá), y la rebaja a la mitad de las firmas necesarias para presentar una iniciativa legislativa popular (un guiño al actual clima de empoderamiento ciudadano).

¿Podría el PP asumir de partida esos cinco puntos para una reforma exprés de la Constitución? Y si lo hiciese, ¿ganaría en imagen el PP en su necesidad de escenificar una regeneración que le aleje de los casos de corrupción o sería Ciudadanos quien absorbería aún más votos populares?

No creo que nadie sepa del todo lo que cree que sabe. Tampoco si Podemos se sumará o no, ya de tercerón, a lo acordado entre Sánchez y Rivera (o Rivera y Sánchez) para que Rajoy no vuelva a tener opción de Investidura. Ya sé que Pablo Iglesias dice que no. Incluso asocia de manera tajante e interesadamente equivocada a Rivera con el PP, como muchos analistas. Pero los votos tanto de Podemos como de Ciudadanos no han sido sólo de la izquierda y la derecha respectivamente, por mucho que se estudie la demoscopia obtenida.

El voto se mueve. PP y PSOE dependen de sus suelos electorales, de esa cantidad de votantes que nunca cambiarían en función de las circunstancias sobrevenidas y los contextos creados. Pero cada vez son más quienes se incorporan al voto con una cultura mucho menos tribal, como cada vez más los votantes habituales parecen haber comprendido que con su voto pueden obligar a que algunas cosas cambien e incluso hacer daño, depende de la leche y la responsabilidad ciudadana de cada cual. Y en las próximas elecciones, sean en junio como parece o después, se volverá a notar. Así que€