Comienza la campaña de la renta 2015. Hay que cumplir con el fisco para que furule la sanidad y la educación públicas, gratuitas y de calidad, dos de las cosas que más nos distinguen como país civilizado. Bueno, también nos distingue tener representantes políticos que cada poco tiempo intentan cargárselas, ya sea por ideología perniciosa para la igualdad o por cazurrismo, pariendo leyes como si les fuera en ello la vida e ignorando que el estarse quietecitos no resulta mala cosa en no pocas ocasiones. La renta. No se olvide de poner una equis en la casilla Panamá. La renta. Recuerde que según la Abogacía del Estado, y tal como lo dijo defendiendo los chanchullos de Urdangarin y la Monarquía, «lo de que Hacienda somos todos es sólo publicidad». O sea, Hacienda somos tontos. La Agencia Tributaria espera recibir este año 19,7 millones de declaraciones. Casi ninguna será de amor. Serán un 1,5 por ciento más, lo cual para los frikis de las estadísticas y los subsecretarios formados en Ciencias Exactas puede ser un dato seductor e incluso cifra orgasmante, pero que a nosotros, que consignamos el hacendismo en esta columna por puro ejercicio de comentar la actualidad no nos dice nada. Y eso que dicen que los números hablan. En mi caso concreto más bien cantan. Sobre todo en la cuenta corriente.

En una columna sobre Hacienda nunca puede faltar una reclamación airada sobre la necesidad de que se empleen más recursos contra evasores, altas fortunas, panameños sobrevenidos, aficionados a Suiza y sus tradiciones o gentes que no declaran desde Recaredo, Witiza o Wamba. Damos por hecho que esos llamados al civismo y la solidaridad no serán escuchados y ni siquiera oídos y que a esta hora resulta mucho más provechoso para cualquiera buscarle el truco o las vueltas a Hacienda para pagar lo menos posible que estar leyendo este artículo. Que, por cierto, no desgrava. Malos tiempos para la declaración, ahora con el personal cabreado por el escándalo de los papeles, que fijan bien a las claras la idea de que los caraduras por metro cuadrado son más de los que pensábamos pero en realidad los mismos que imaginábamos. Hay quien querría verlos en Panamá pero abiertos en canal.