Síguenos en redes sociales:

La punta del iceberg

Pedro Rojano

Antes de que nos pille el toro

Es un orgullo haber nacido en Andalucía. Sin embargo, al cumplir los cincuenta años, puede que ese orgullo nos cueste la vida. Sería mejor haber nacido en la Comunidad Valenciana, País Vasco o Navarra.

Cada día que pasa, el inevitable fantasma del cáncer nos acecha en la puerta como un siniestro cobrador. La parca va cobrándose malos hábitos alimenticios, excesos de alcohol o tabaco, tozudas exposiciones al sol, herencias genéticas y algunos otros motivos descubiertos y aún por descubrir. Pero la factura, si nadie lo remedia, se paga con un interés abusivo, sin posibilidad de recurso ni aplazamiento. La única forma de sortear la deuda es prevenir.

Con motivo del Día Mundial Para la Prevención del Cáncer de Colon, el pasado miércoles 30 de marzo en la plaza Félix Sáenz, la Asociación Española Contra el Cáncer alertó del riesgo que soporta una parte de la población de padecer cáncer de colon. Una actriz disfrazada del emoticono de la caca, nos informaba de que una simple muestra de nuestras heces puede salvarnos la vida. El procedimiento de análisis tiene un coste de 2 euros. Realizado sobre un determinado segmento de población puede predecir futuros e indeseables desarrollos cancerígenos en el intestino y, por tanto, prevenirlos.

Las cifras son terriblemente clarificadoras. El cáncer colorrectal es el tumor maligno con mayor incidencia en España, con aproximadamente 33.000 nuevos casos cada año. Fallecen casi 15.000 personas a causa de este tumor. Con el programa de cribado para la detección precoz se disminuye la mortalidad entre un 30% y un 35%.

Cada vez que tiro de la cadena desde ese día, veo alejarse marrones oportunidades de conocer qué ocurre por allí abajo. La respuesta circula por las cañerías de la incertidumbre, dejando al azar la posibilidad de que mi futuro esté manchado de quimio y radioterapia. Entonces ya no serán dos, sino miles de euros, el coste que soportará la administración por mi tratamiento, aunque eso no es nada si tengo en cuenta el coste que supondrá para mí.

Nuestro Sistema Andaluz de Salud está reticente ante la implantación de esta medida preventiva, con tan sólo un 1% de cobertura sobre la población de riesgo. Supongo que el tumor de la crisis también está infectando los intestinos de la administración autonómica. Mientras tanto, millones de pólipos tumorales crecen impunemente en las entrañas de la ciudadanía. En otras comunidades, como el País Vasco, La Rioja o Navarra en las que se da cobertura a la prueba en un 100%, 80% y 52,5% respectivamente, se ha logrado reducir la mortalidad significativamente.

Tengo un amigo en Navarra que corre los sanfermines. Lleva varios años tratando de convencerme para correr delante de los toros. «¡Que no, hombre, que no!», le digo entrecortado por la risa, que yo no me arriesgo a perder la vida corneado por las astas del animal. Yo prefiero correr durante una década delante del riesgo que supone vivir en Andalucía, ignorando si mis intestinos se han transformado en una singular calle estafeta por la que avanza sin control la torada del cáncer.

Pulsa para ver más contenido para ti