Rentabilidad social, por Gerardo Hernández Zorroza

La calidad de los empleos actuales es ínfima en ocasiones y su provisionalidad crece en muchos casos alarmantemente. En general, la «gente de la calle» anda pendiente de lo que las Instituciones hagan y los empleadores les den. Empleadores que -y hablo de los más próximos- están más preocupados de la rentabilidad económica de sus empresas -y no los critico, en absoluto- que por la social. En esta mercantilización de la vida en la que estamos, además, lo sorprendente es que fuera al contrario. Y así, esperando a no se qué (¿a Godot, quizá?), la sociedad que conocimos, se nos está desestructurando cada día un poco más. Y no solo vestamos perdiendo nuestra salud social y laboral, sino también la psicológica y la física, inseparables de las primeras. mPor este motivo son recibidas por mi parte con júbilo -a pesar de mi discrepancia con el «cristianismo»- las nuevas empresas de economía social que ha puesto en marcha Cáritas. Creo que nos va a costar, pues nos hemos acostumbrado a la «buena vida», pero no nos queda otra que seguir por ese camino de la rentabilidad social, a no ser -y estamos en nuestro derecho- que prefiramos apostar por el hara-kiri.