Si miras por la ventana del mundo, y por internet se puede aunque vivas en el verano de Málaga, puedes ver a un hombre intentando degollar a una mujer en plena calle de El Cairo (Egipto de primavera árabe de tan esperanzadora ida y triste vuelta). La noticia, sin embargo, no es ésa, sino que las personas que pasaban por allí se espantan, intervienen, ayudan a la mujer en el suelo y ayudan a capturar al bárbaro. Al fin€

Mujer civil

Si miras puedes ver a una mujer en Minnesota cómo se graba a sí misma, con la sangre fría de haber dejado el móvil sobre el salpicadero de su coche. En el asiento de atrás un hombre de raza negra sangra tiroteado. Ella va explicando lo ocurrido con el corazón en la boca pero no tanto como para que le estorbe a la hora de pronunciar las palabras exactas, incluso cuando se las dice al policía armado que, también con su miedo, su prejuicio racial, la dificultad de enfrentar la posesión legal de armas de fuego de la víctima -su víctima- con su probable incapacidad profesional, claramente superado por las circunstancias, y también con el corazón en la boca, a ella le grita y le ordena. Tremendo€

Otra vez Dallas

Si miras a otro estado de ese país, Texas, puedes ver el estremecedor tiroteo que se ha cobrado, cuando escribo, las vidas de cinco policías aprovechando la manifestación en Dallas contra la brutalidad policial en casos como el de Minnesota. Peligrosa mixtura. Algún diario norteamericano lo ha calificado con irresponsabilidad de guerra civil. El conflicto racial, impregnado de diferencia de clases entre quienes tienen más y mandan y quienes ni tienen ni por ello consiguen mandar, es una herida grave que no cierra. Aquí preocupa que Obama pueda anular por el tiroteo su esperadísimo viaje a España. Pero el recrudecimiento del asunto racial, sumado al Brexit y a la debilidad europea, a los refugiados sirios, a la inmigración desarrapada, a la crisis que no termina de terminar y a la candidatura de Trump a la Casa Blanca, es de muchísimo más calado. Preocupante€

Messi y su papá

Si miras otros vídeos de la web también puedes ver a Messi ante la juez, con esa vocecita con la que acusa estratégicamente a su «papá» de defraudar. Y le ves a él y a su padre condenados por evasión fiscal a pesar de ser millonarios. Da vergüenza la actitud de uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo. Pero y eso qué. La falta de vinculación del fútbol a la Educación en todos sus estadios quizá genera esa permisividad social. Y digo «estadios» en su acepción de «fases de un proceso», no en la acepción de estadios como «recintos deportivos» (en los que brilla por su ausencia la educación en muchos casos). Cómo comprender la permisividad generalizada ante lo que diga, haga, pague o no pague (o sea, nos robe) cada uno de los cracs del fútbol. Como ocurre con Cristiano (otro crac, aunque algunos preferimos ídolos como Iniesta) y todos los centímetros que es capaz de saltar para marcar esos goles de cabeza de la Eurocopa que han metido a Portugal en la final de mañana, que ganará Francia en París€

13 años después

Si miras por esas ventanas puedes leer el llamado Informe Chilcot, que deja claro 13 años después que la Guerra de Irak no sólo no ha traído la paz y la modernidad a esa zona del globo, sino que no tuvo sentido ni para derrocar con semejante torpeza al sátrapa Sadam Husein -a quien ahora alaba Donald Trump- ni para erradicar el peligro del arsenal de armas de destrucción masiva que nunca existió. Tony Blair ha pedido algo parecido a perdón por ello. George Bush admitió parte del error. Pero aquí, Trillo insiste en que España no participó en esa guerra, colando esa media verdad como quien cuela pulpo en el Trivial como el mejor amigo del hombre. Rajoy responde que no ha tenido tiempo de leer ese informe. Y el tercero de aquella foto de las Azores junto con Bush y Blair, el ex presidente Aznar, sigue guardando silencio al respecto mientras se prepara para cualquier posible invasión haciendo abdominales€

¿Ellos o nosotros?

Y la verdad es que uno mira al mundo porque se siente concernido con lo que en él pasa, sabiéndose parte del mismo. Pero también lo mira porque soportar las declaraciones, y las no declaraciones, de los políticos que tienen la responsabilidad de que haya con urgencia un gobierno en este país, tras más de doscientos días sin que lo haya por el interés partidista de las formaciones llamadas a conseguirlo, cuesta cada vez más. Sobre todo porque uno piensa solo, tratando de no ser inducido por titulares interesados y nada interesantes. Y al hacerlo colige que, si los partidos no facilitan los pactos por miedo a perder votos después, serán los ciudadanos que los castigan electoralmente por ello los culpables de que no los haya. O quizá uno piensa esas cosas€ Porque hoy es Sábado.