Ley Electoral

Si España lleva muchos meses sin gobierno es porque así lo han querido sus ciudadanos en las dos últimas elecciones. También los propios partidos por su incapacidad para dejar aparte sus intereses y buscar el bien general. España tiene muchas cosas buenas y otras no tanto, entre estas últimas, podríamos citar la confrontación ideológica y territorial de los partidos políticos, mucho más evidente y radical que las de los ciudadanos que votan por uno u otro partido. Si los partidos políticos fueran más conciliadores y pusieran por encima de todo el bienestar de los ciudadanos y no sus intereses ideológicos o nacionalistas, España ya tendría un gobierno. Resulta muy difícil que España se desarrolle y avance con la energía y rapidez que podría hacerlo si no hay unidad política. Pienso que los partidos políticos deberían ser ejemplos de convivencia y reconciliación, esta actitud ayudaría a los ciudadanos a procurar vivir en paz, solidaridad y fraternidad. Durante los últimos meses resultan más evidentes las carencias de nuestra Ley Electoral. Entre estas carencias podríamos fijarnos en las dificultades que tiene para gobernar un partido que ha sido elegido con una amplia mayoría sobre el resto de los demás partidos. Cualquier partido pequeño pero que sea necesario para gobernar adquiere un protagonismo, una fuerza y unos beneficios que no están justificados por los votos que consiguió.

Plácido Cabrera Ibáñez. Málaga

Carta a Ciudadanos y posdata al Partido Popular

¿Estimados amigos, no sé si tienen conocimiento del ‘descoloque’ que tiene la gente normal, esa que se levanta todos los días a las 6 de la mañana, y llega a su casa a las 6 de la tarde.

Esta gente, sentada en esos sofás desgastados por tanto tiempo sin reposición, se cansan de que unos señores, queremos pensar que preparados, nos quieran hacer creer que España se arregla con ‘acuerdos’, ‘pactos’, ‘rutas’ y ‘caminos’ conseguidos en pocos días, pocas horas y poco realismo.

Querer conseguir partidas presupuestarias de unos presupuestos ni siquiera planteados, querer blindar medidas que dependen también de terceros, llamar inmovilistas a todo aquel que pronuncia la palabra Comisión Europea o equilibrio presupuestario, es, por lo menos, atrevido o mejor dicho, ya está bien, ¡Farisaico!

Señores negociadores ambulantes, bastaría con señalar el camino y sus senderos. Eso condicionaría una investidura y en caso de incumplimiento la duración de una legislatura.

Exigir que diez, doce o catorce personas proyecten en una semana y en cinemascope el futuro de España, es de ilusos y sobre todo es otra forma de salir adelante echando la culpa al árbitro.

Partido Popular, ya está bien de rodeítos; con taquígrafos independientes pongan encima de la mesa de todos los españoles las notas de prensa de las llamadas «reuniones de trabajo».

Ángel Alonso Pachón. Málaga