Aún no tenía edad de votar y ya empecé a perder a gente cercana; y nunca se acostumbra uno. Ayer supimos que nos has dejado.

Jamás olvidaré nuestro último encuentro, me invitaste a desayunar para prestarme un libro que aún tengo, es de Byung-Chul Han, y como no podía ser de otra forma me lo diste pero me lo destripaste con dos frases, tu ya lo sabías todo.

En cualquier caso, como en todos los obituarios, mi último encuentro contigo no importa, como tampoco importa lo que hemos vivido juntos los cinco con el grupo, o tampoco que cada vez que veías escrito huevo en inglés me lo enviabas porque te hacía gracia que coincidiera con mis iniciales, o las reuniones y proyectos con nuestro amigo Pepe.

Importa que te has ido demasiado pronto, e importa que te has ido enseñándonos demasiadas cosas auténticas. Tu forma de ver la ciudad a través de una cámara, los edificios, los escaparates, las personas cuando no saben que las están mirando. Importa que nos has enseñado a cómo destilar la esencia de un objeto o la escena de una película con papel y tinta.

Y sobre todo importa que eras una persona verdadera, un impertinente articulista, un fan de tus hijos y sus deportes, pero sobre todo un artista.

Me importa que te hayas ido, y mucho. No voy a decir que no me despedí de ti porque seguro que no te hubiera gustado, y sobre todo porque no pienso despedirme de ti. Te recordaremos a ti y a tus fotos, tus consejos, tus conversaciones y tus bromas, esas que solo entienden unos pocos.

Pasé de tratarte en una pantalla a tratarte en persona, ahora tengo que volver a cambiar la forma de sentirte. No me importa cómo; no te olvidaré querido Jamm. (Jose Antonio Moreno Márquez falleció en Málaga el 11 de septiembre de 2016).