Si Zorrilla hubiera intuido la trascendencia de su Don Juan Tenorio no lo habría mal vendido como lo hizo, por poco más de 4.000 reales de vellón. Y si hubiera previsto cómo se las iba a gastar la World Travel Market con el paso de los años, nunca habría permitido que su obra fuera representada en los alrededores del Día de todos los Santos. ¡La WTM hace inútiles tantas cosas...!

Por ejemplo, hoy, 9 de noviembre, es inútil hablar y/o escribir de turismo desde cualquier sitio que no sea Londres. Hoy todas las plumas de escribir y los micrófonos que amplían las voces turísticas de Andalucía están en Londres, que es donde siempre acampan la alta política andaluza y los cuerpos de élite del turismo de Andalucía durante la santa cruzada anual de noviembre. La crème de la crème de nuestras fuerzas políticas y turísticas están allí, adonde la batalla está, acompañados de sus huestes, y de las huestes de las huestes de sus huestes, dándolo todo... Unos y unas profetizando sobre estrategias desde sus puestos de mando. Otros y otras entregados a la lucha sobre el terreno. La WTM no entiende de simple devaneo aprendiz. En la WTM las luchas cuerpo a cuerpo entre clientes y proveedores, todos contra todos, es la constante. Luchas a todo meter de día y luchas a todo meter de noche, que de todo hay, porque durante la WTM todas las horas del día y de la noche cuentan. Ladies and gentlemen... ¡por el Turismo, todo por el Turismo!, como quizá habría rematado don Juan de Borbón, taconazo incluido, el día de su abdicación, si del turismo británico se hubiera tratado aquel día.

La cruzada de este año en la pérfida Albión quedará marcada para la historia con la muletilla del brexit. Los andaluces expresamos la muletilla en función de nuestros hablares provincianos. No, nada que ver con los cockney del East End londinense. Valga un ejemplo: hace unas semanas un viejo amigo almeriense me convocó a una larga cita telefónica (sic), porque tenía una pregunta que hacerme. Llegado el día, me trasladó la pregunta con tono grave: Juan Antonio, ¿qué pollillas ocurrirá en nuestro turismo después de la gilipollez del brexit...? Ser de Almería otorga ciertas prerrogativas...

Mi respuesta fue -creo haberlo expresado ya en esta columna- que, desde la perspectiva turística de nuestros terruños, el brexit debemos entenderlo en minúscula, como nos aconseja escribirlo la RAE. Salvo intervención añadida de variables independientes del propio brexit -que nos afectarían con él y sin él-, la incidencia de cualquier nueva realidad socioeconómica en el Reino Unido tras el brexit no será traumática para nuestra industria turística. Los intereses compartidos por ambas partes del negocio, la situación geográfica de ambos mercados, el posicionamiento de nuestros productos y destinos, el hábito ya incorporado a la zona de confort del consumidor turístico del Reino Unido y un largo etcétera, garantizan una continuación sin desequilibrios en las industrias turísticas española, andaluza y costasoleña. Distinto sería el pronóstico para otras industrias, que, dependientes de distintas variables, sí podrían ver desequilibradas sus cuentas de resultados, como consecuencia de los posibles escenarios socioeconómicos por llegar.

Brexit aparte, y a esto es a lo que iba, los versos libres, los renglones torcidos, las ovejas negras turísticas que vivimos la WTM sin movernos de los pagos andaluces quizá merezcamos el destierro. ¿Cómo podemos permanecer aquí, impávidos, en Andalucía, cuando el eje del universo universal está en Londres? ¿Cómo nos atrevemos a mantenernos inertes, mientras en Londres se decide el destino político-turístico de Andalucía? ¿Cómo somos capaces de permanecer aquí, alelados, mientras otros hacen el encomiable esfuerzo de aplazar todas sus ingentes obligaciones en Andalucía y viajan a London para desde allí explicarnos a los andaluces de aquí que el turismo es so important que merece una consejería con rango de vicepresidencia, y que él, cuando gobierne, la creará...? ¡Toma ya, pelotazo de la leche, tú...! Y nosotros, desagradecidos donde los haya, mientras, aquí, con estos pelos... ¡Qué desconsideración con la WTM y con quienes tanto hacen por nosotros cada noviembre! Más que destierro, quizá merezcamos el averno.

Afortunadamente, mañana, jueves, el eje universal ortopédico habrá vuelto a su sitio y ya no estará en Londres. Y, así, todos dejaremos de expresarnos con ese «mal inglés» que solo usamos durante la estúpida borrachez londinense de cada noviembre. So be it...