Papá, hoy es un día especial, hoy es tu día. Como si ser padre fuera tan fácil como para celebrarlo sólo un día al año. Está claro que yo no practico como padre pero sé perfectamente lo difícil que es. Y lo sé porque te veo a ti ejercer de padre desde que tengo uso de razón. Ha sido duro educar a tres hijos y más duro trabajar sin descanso para que no les falte de nada a ellos ni a mamá. Te aseguro que esto no se nos olvida a ninguno de los tres. Pero si nos miras, sabes que el trabajo que habéis hecho los dos ha sido inigualable. Ahora te veo hacer de abuelo y me sigues asombrando. Lo que más me asombra es el amor que tu nieta te tiene. Seguro que quiere por igual a todos los que somos su familia. Pero nadie puede negar que contigo lo expresa de una manera especial. Nadie sabe el motivo y ella todavía no puede explicarlo pero esto que digo nadie lo puede negar.

Hoy es de esos días que te gustan porque nos juntamos todos y abres tus regalos. Lo que te regalen te da igual. A ti te gusta abrirlos. Por desgracia no nos podremos juntar todos porque faltan Juan Carlos y Ana, que tienen que trabajar. Pero no pasa nada, en cuanto podamos nos juntamos todos a comer lo que diga mamá, que es la que manda. Ahora bien, sin abrir tus regalos no te quedas, eso seguro.

Los niños con los que entreno sueñan con ser Curry, Lebron James o Sergi Llull. Hay algunos que ya dicen que quieren ser como Alberto Díaz, que eso me alegra especialmente. Ellos entrenan sus jugadas e intentan imitar sus gestos o sus manías. Son niños y tienen el derecho, hasta el deber diría yo, de soñar. Cuando yo era niño también me pasaba lo mismo. También soñaba con parecerme a mi ídolo. Yo quería ser como tú. Ahora que ya no soy ningún niño tengo el mismo sueño, sigo queriendo ser como tú. Y es que tú eres la persona que más admiro y un ejemplo para mí siempre.

De nadie he aprendido tanto como de ti. Y mira que he tenido suerte, y sigo teniéndola, de estar cerca de personas increíbles que me han ayudado a formarme. Pero ninguno como tú. Tú eres ese referente que todos necesitamos, alguien a quien imitar. Lo mejor es que sigo aprendiendo de ti y me sigues haciendo reír con tus ocurrencias como siempre. Ahora que llego tan tarde a casa y que estoy tantas horas en Marbella, verte es de las cosas que más echo de menos.

Me hace gracia que sigas a mi equipo con el mismo entusiasmo estemos jugando en LEB Oro o en Primera Nacional y que cada sábado mamá me diga cuando la llamo que tú le estás preguntando cómo hemos quedado. Ya verás que pronto volveremos a estar arriba aunque yo sé que tú estás orgulloso juguemos donde juguemos porque sabes que soy feliz haciendo lo que hago.

Ya sabes que soy poco hablador. Tampoco soy de los que abren su corazón y manifiesta sus sentimientos a la gente que más quiere. Por eso aprovecho hoy que es tu día para decirte que te quiero mucho, que eres grande y que te admiro igual que cuando era un chiquillo. Perdóname por no decírtelo todos los días, que es lo que mereces. Yo sé que lo sabes aunque no te lo diga. Pero que sepas que te quiero no me vale de excusa y debería decírtelo todos los días sin descanso.

No creas que es fácil escribirte. Es más, seguramente que esto es de lo que más me ha costado escribir. Pero no hay nadie que merezca más que tú este pequeño homenaje y muestra de admiración. Muchas gracias por educarnos, por ser un ejemplo, por apoyarnos siempre en los momentos difíciles, por estar siempre ahí dispuesto cuando te hemos necesitado. Pero sobre todo, gracias por ser como eres, tan sencillo, tan humilde pero tan genial. Que sepas que estoy muy orgulloso de ser tu hijo, tan orgulloso como mis hermanos que seguro sienten lo mismo que yo porque con estas letras que te dedico lo único que hago es reflejar el sentimiento de los tres.

Espero que pases un día especial aunque alguien como tú se ha ganado con creces que todos los días sean especiales.

¡Felicidades, papá!

Un beso.