'Semana Santa de Pasión’, por Petra Jiménez Gómez

Imagino que todo comenzó como un acto de buena Fé, donde las hermandades penitenciales solicitaron al ayuntamiento que habilitara un espacio para aquellas personas necesitadas, que no podían acompañar al señor en su penitencia pudieran participar de ella facilitándoles un asiento. Mi suposición me lleva a personas mayores, minusválidas, familias con hijos pequeños e incluso al resto de la ciudadanía que necesitara de un asiento debido a su cansancio puntual. Este acto de buen cristiano acompañaba al Señor en su penitencia. La realidad de hoy es otra, vivimos y sufrimos la penitencia procesional acompañada de grandes palcos ostentosos, donde hay lucha y negocio por vivir una penitencia de cristiano, limitando las necesidades penitenciales de todos los cristianos. La realidad de hoy es que za falta de dinero no puedes acompañar al señor en su penitencia, los cristianos impedidos, niños o mayores se encuentras limitados en sus accesos a acompañar al Señor, grandes muros de hierro los separan de su mirada y les impiden el paso para llegar a Él, muchos de ellos no podrán acompañarle por las limitaciones burocráticas que se están imponiendo en la Semana Santa de Pasión. El enfoque que se le está dando a nuestra Semana Santa para nada está en Dios, imagino su sufrimiento al procesionar 2017 años sin haber conseguido llegar a nosotros, sin entender su mensaje, cuanto sufrimiento en Él. Seguimos sin acercarnos a Él, sin entenderlo, sin compartir ni practicar sus mensajes. Imagino una Semana Santa de pasión practicada por nosotros desde la Fe, desde el Amor, desde el Señor, donde la consideración, la conciencia y compasión la vivamos con el otro. Imagino la alegría de sufrimiento al haber llegado a nosotros, al haber entendido su mensaje donde el respeto al prójimo sea su principal pasión. Me imagino la plenitud de nuestro Señor viviendo como mostramos a los demás, incluso a los que nos conocemos de nada y visitan la ciudad, que le mostremos a Él practicando nuestra bondad de Cristianos, abriéndole nuestra ciudad para compartir su pasión. Me imagino a tantos visitantes que necesitan de Él, viviendo en hermandad su Pasión por nosotros, su invitación a continuar en sus vidas con Él. Imagino, imagino, imagino..., y hasta ahora solo puedo imaginar, una sociedad que algún día llegará..