German Coppini y Teo Cardalda eran dos jóvenes que recién estrenados los 20 años unieron sus destinos para crear «Golpes Bajos» en un grupo de culto de los años de la movida. En su disco de lanzamiento recurrieron a un poema de Bertold Brecht para componer la mítica canción que da nombre a este artículo. «En mí combaten el entusiasmo por el manzano en flor y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda. Pero solo esto último me impulsa a escribir. Malos tiempos para la lírica». Y como dos pintores de brocha gorda llegan Unicaja y Real Madrid al partido de esta noche en la capital de España.

Pablo Laso después de renovar y aceptar el reto de renovar el ciclo ganador del Real Madrid está viendo como las derrotas se acumulan. Una vez le oí decir a Pablo Laso que «el partido más difícil para un entrenador del Real Madrid es el que viene después de una derrota porque este equipo no está acostumbrado a perder». La dificultad del momento se lee en números: tres derrotas consecutivas en Euroliga, la última muy dura ante el Baskonia, y una derrota en casa ante el Barcelona en la Liga Endesa. El partido ante el Unicaja es una final para los blancos que ven cómo van recuperando lesionados y como su reciente fichaje Walter «Big Edy» Tavares se va entonando. El jugador de Maio (Cabo Verde) empieza a demostrar que su paso por la NBA le ha dotado de una gran solidez. De no saber ni botar el balón con 17 años, su aprendizaje en Gran Canaria fue tan rápido que en menos de tres años estaba en la ACB y en la selección de su país, en 5 años en el draft de la NBA y siete años después aterriza en el Real Madrid. Una historia increíble para un jugador que no tiene techo en su evolución. Las ausencias de Ayón y Kuzmic, más la de Randolph a última hora de ayer, le otorgan un papel protagonista sólo una semana después de aterrizar en la capital de España.

El Unicaja ha viajado a Madrid con muchas dudas. El equipo no acaba de encontrar su rumbo y la verdad es que ahora mismo navega con problemas en la ACB y rumbo al precipicio en la Euroliga. Las pocas opciones que los verdes tenían de pasar a los play off pasaban por ganar en el Carpena y hasta ahora esto no está ocurriendo. La machada ante el Fenerbahce no debe esconder que ante equipos similares se ganó al Estrella Roja sin su mejor jugador y se ha caído ante Brose Basket y Zalgiris Kaunas, dos rivales directos por esa deseada octava plaza. De haber ganado esos dos encuentros, los de Joan Plaza serían segundos junto al CSKA. Un abismo entre ambas situaciones que lejos de causar autocrítica no dejan de dejarnos frases para la historia. Hemos pasado del «los que sabemos un poquito de esto» a «el que viene aquí a ver al equipo ganar siempre es que no tiene ni idea y se equivoca hasta de deporte». Pues nada, a partir de ahora al Carpena a celebrar derrotas.

Menos mal que como defendió el poeta Gustavo Adolfo Becker, «mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡Habrá poesía!». Los malos tiempos para la lírica pasan y llegan las alegrías, las victorias, la Copa del rey y hasta los play off de la Euroliga aunque para ello necesitamos mucha poesía y menos prosa. Suerte?