Esta noche se disputa el segundo partido de la serie final de la NBA. Como en los últimos años, se enfrentan los Golden State Warriors de Curry y los Cavs de Lebron James. Todos los analistas y expertos dicen que la serie acabará cuatro a cero, como mucho cuatro a uno, a favor de los Warriors. Y es que además de ser el equipo de Carry, también lo es de Durant, Thompson y Green. Sin embargo, en los Cavs de Lebron parece que solo está Lebron. En la madrugada del pasado jueves al viernes se disputó el primer partido de esta serie. El partido sorprendentemente fue muy igualado. Tan igualado que se decidió en la prórroga. Al final se lo llevaron los Warriors tomando ventaja en la serie. Pero tuvieron que trabajar el partido. Incluso fueron mucho tiempo por debajo en el marcador. Lebron es mucho Lebron. Y aunque parece estar solo, es muy difícil de defender. Él solito fue capaz de anotar 51 puntos. Sí, lo he dicho bien. Cincuenta y un puntos. Y eso que en la prórroga no estuvo muy acertado, posiblemente porque estaba muy cansado.

Todos sabemos que el baloncesto es un juego de equipo, que un solo jugador no puede hacer todo. Todos decimos que defienden cinco y no uno. Y es totalmente cierto. Lebron no es el único que defiende en su equipo ni el único que anota. Sí es verdad que en gran número de ocasiones es él quien crea la ventaja y reparte juego a sus compañeros, además de anotar. Pero es que sinceramente, lo veo excesivamente solo. Kevin Love le ayuda a anotar. Fue capaz de sumar 21 puntos, que se dice pronto. Pero el tiempo que está en la cancha los de la Bahía de San Francisco ven un filón atacándole permanentemente sin piedad.

Lebron pone el tapón, coge el rebote, sube el balón, crea la ventaja, pasa la bola al jugador que dejó solo y anota cincuenta y un puntos. Es realmente imparable. En ocasiones ni siquiera haciéndole falta se le puede parar. Y mete de cerca, de lejos, penetrando, tirando a dos pies o en movimiento, en contraataque o en juego estático, y desde el tiro libre después de recibir falta. Pero no es suficiente. Necesita un poco más de ayuda. Algunos jugadores más que se sumen a la fiesta y puedan así descargarle y acercarse al juego más coral de Golden State donde hay más jugadores que anotan.

Pero como os digo, aun estando tan solo, fueron dominando mucho tiempo sin perderle la cara al partido en ningún momento. Y pudieron ganar si el bueno de JR Smith hubiese tirado a canasta después de coger un rebote de ataque a falta de cinco segundos para terminar el partido y con el marcador empatado. Smith cogió el rebote y en vez de tirar se salió botando dirección al medio campo porque seguramente pensaba que iban ganando. El tío no sabía ni como iba el marcador. Muy fuerte. Fijo que Lebron en ese momento lo quiso asesinar... Ya después en la prórroga no hubo color y los Warriors pasaron por encima de los Cavs en ese tiempo extra.

Pero fue divertido. Mereció la pena perder horas de sueño para ver el partido. Es todo un espectáculo. No me importa reconocer que me gusta más el juego de Golden State, mucho más de equipo participando más jugadores en la anotación. Son claramente los favoritos como dicen todos los entendidos. Pero es impresionante ver jugar a Lebron James. No llegará a ganar los anillos que ganó Jordan o Bryant, pero lo que es capaz de hacer en una cancha de baloncesto es tremendo. El jugador total que es imparable. Hace de todo y todo bien.

Ahora, aunque me guste más el juego de Golden State como os digo, voy con quien vaya perdiendo porque lo que quiero es que la serie llegue a siete partidos por ver siete partidos enfrentándose los dos mejores equipos del mundo. Y que sean partidos como el primero de igualado y emocionante.

Esta noche a las dos de la mañana se juega el segundo. Lo digo por si a alguno le pica la curiosidad y se anima. Yo no me lo pierdo porque, además, verlo en directo no tiene comparación. Os aseguro que merece la pena. Ya dormiréis en otro momento. Así llevo yo desde las semifinales de conferencia y todavía resisto. Si os animáis, me contáis mañana.