Rubiales ya ejerce de Rubiales. De fiscalizador sin piedad del organismo que ahora preside y que durante décadas tuvo las persianas bajadas, sin que luces y taquígrafos pudiesen testificar cuestiones que ahora salen a flote y que no dejan de sorprender (por mucho que en el fútbol moderno estemos vacunados para casi todo espanto). Resulta que su antecesor en el cargo, el interino Juan Luis Larrea, sucesor obligado tras el encarcelamiento del emérito Ángel María Villar, contrató de manera verbal 2 millones de euros en viajes de superlujo al Mundial de Rusia.

A ese montante se llega con multiplicar 155 billetes a una media de 12.900 euros por persona. El expresidente del colectivo de futbolistas profesionales españoles alega que la Federación Española de Fútbol va a tener que «comerse con papas» ese millonario gasto, insisto, confirmado de palabra: «Ya no se puede devolver». Spain is pain, de nuevo. Porque en el país que presume de tener la mejor liga del planeta, de albergar las mejores estrellas del firmamento futbolístico, la máxima autoridad federativa, a pesar de su interinidad en el cargo (existía ya un calendario electoral sobre la mesa), es capaz de suscribir un gasto de tal magnitud «de palabra». O igual fue así porque tenía que ser así. Que no sabemos qué es peor. Larrea tenía a su antecesor entre rejas y pudo pensar que mejor verbalmente, no vaya a ser que alguien pidiese luego explicaciones. No fuese a ser que Rubiales...

«La Federación no está para estas cosas», alega el canario. Y se refiere a un supuesto «despilfarro que afectará a la prima de los jugadores». Mal empezamos el viaje deportivo hacia Rusia. Esta vez sin amor. Quien reconoce no haber tenido tiempo, por razones de agenda, de reunirse ni un sólo minuto con los seleccionados que anoche se midieron a Suiza, ya advierte de que esos 2 millones en viajes de superlujo para 155 directivos, patrocinadores y familiares de jugadores saldrán de los bolsillos de los propios internacionales con España.

Rubiales, que a las pocas horas de acceder al cargo ya abrió las cortinas del arbitraje patrio, mediante la destitución fulminante de Victoriano Sánchez Arminio, ha aireado otro de sus primeros enfados en mayúscula. «Conmigo las cosas no se van a hacer así, no lo voy a permitir», manifiesta en relación a las macrovacaciones cerradas verbalmente. Estancias de siete a ocho días en hoteles de la máxima categoría y junto a algunos de los escenarios donde el combinado español intentará reconquistar el trono mundial que por primera vez alcanzó con aquel «Iniesta de mi vida», aquel inolvidable 11 de julio de 2010.

Suponemos que Rubiales hará de Rubiales en cada una de las parcelas del balompié patrio. Antes de su triunfo electoral en mayo ya puso el punto de mira en determinadas federaciones territoriales. No se olvidó de la Andaluza, al recordar que el presidente autonómico, Eduardo Herrera, acumula como en su día Villar más de 30 años en el cargo. Sobre el presidente andaluz, que públicamente apoyaba a Larrea ante los comicios nacionales, argumentó que quien exigía renovación en la Nacional no se miraba a sí mismo.

Herrera había revalidado dos meses antes su cargo, después de que por mandato judicial se repitiesen las elecciones. Respaldaron su candidatura 117 votantes, frente a los apenas dos que obtuvo su rival. Una más que amplísima mayoría de voces representativas de este deporte en Andalucía avaló una trayectoria en la que se ha pasado de poco más de 30.000 fichas federativas a unas 140.000. La comunidad fue pionera en la integración de las mujeres en el fútbol base, mediante la instauración de equipos mixtos, pero también marcó un antes y un después en el acceso a las actas digitales, a la incorporación de la tecnología a la gestión del día a día para todas las entidades inmersas en la competición.

Ninguno de todos esos argumentos de peso estará a salvo del nuevo fiscal mayor del estado futbolístico. Rubiales aboga por la transparencia y entiende que no habrá paz para los malvados mientras él ocupé un sillón en otro momento manejable. Porque también justificó su distanciamiento respecto al presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, en base a su carácter extremadamente «demócrata» y ajeno a los intereses de los «grandes». Lo que no sabemos de momento es qué peaje tendrá que pagar en este viaje hacia Rusia y sin amor el nuevo Robin Hood del fútbol modesto.