No iba a hacer nada ayer, aterrado, esperando la llegada del aire Terral. Como había estado en el cementerio temprano por el fallecimiento del padre de un amigo -Bernardino León fue un hombre culto y estupendo-, me acordé de mi madre. Ella nos contaba a mi hermano y a mí el cuento del aire Terral, una variante del relato de Hansel y Gretel, pero sin el acento alemán de los hermanos Grimm, en la que la bruja devenía en fantasmagórico viento aterralado. Joder cómo echo de menos a mi madre€

Terral

Pero a eso de las 11.57 el Terral aún no llegaba y me eché un serio vistazo. Los que corremos el riesgo de volvernos imbéciles, habiendo sido niños en Málaga, terminamos con carencia de vitamina D. El profesor y articulista Teo León Gross (a cuya familia envío desde aquí un abrazo más) tuvo la generosidad de explicarme lo del choque de vientos de interior y de Poniente que se produce contra las cornisas serranas que rodean la peculiar bahía malagueña, pero una vez más no terminé de enterarme. Isabel Cabrera, la perspicaz periodista curtida en platós televisivos, me sacó de mi torpeza geológica comentándome la respuesta que Pablo Casado le había dado a Alsina en Onda Cero al referirse a Soraya Sáenz de Santamaría como «la otra persona que se presenta». Queda dicho todo.

PP

En los días previos al congreso de hoy el PP no se ha desnudado, se ha quedado desnudo. Desnudarse habría sido sano, terminar desnudo sin querer lo es menos. Veremos. El jueves escribí sobre cómo Pedro Sánchez, el perdedor victorioso, compareció en el Congreso ante el respetable, ante los más y los menos respetables, para presentarse como presidente del Gobierno, aunque se anunciara que era para presentar su programa de gobierno realizable (o no, como diría su antecesor). Vivimos en un mundo, como ya se ha analizado con fruición, donde el mero hecho de hablar de alguien te convierte para sus no seguidores en seguidor suyo. Algunas reacciones me hicieron sonreír al respecto. A esta balconada hay que venir con la sonrisa puesta. Hoy toca mirar al PP. Y no sólo por el congreso popular, actualidad mediante. Cuando vi la otra noche a Casado en el informativo de Tele 5, con Piqueras, recordé el fragmento de Rilke que prologa el siempre recuperable ensayo de Eugenio Trías que hoy da título a esta página de sábado: «Lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar».

Yuyu

Con su fino estilete, José Antonio Montano coincidía en Twitter carambólicamente (ya sé que la palabra no existe), resaltando del ensayo ochentero de Trías, Lo bello y lo siniestro, el segundo párrafo que lo prologa, el del idealista alemán Schelling. Me vale para lo que sentí mirando a Casado responder sonrientemente resuelto, decidido y hábil en la tele: «Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha desvelado». La frasecita da yuyu, ¿verdad? Y ya sé que yuyu tampoco está en la RAE. No debían permanecer ocultos, sin embargo, esos peldaños que han aparecido, como se esperaba, en las excavaciones metriles (tampoco existe) de la Alameda. Son del fuerte de San Lorenzo, que estaba ubicado, según leo, junto al río Guadalmedina. El fuerte era parte de la fortificación amurallada que rodeaba la ciudad. Se levantó, al parecer, en 1701, para proteger la zona oeste y para servir a las instalaciones portuarias. Fue Godoy, el mimado ministro de Carlos IV, quien ordenó su demolición décadas después, ya en el inicio de la nueva Málaga del XIX.

Soraya

Quiere uno pensar que la Junta tendría previsto, por las catas y los historiadores, el hallazgo de los restos del fuerte para que no retrase aún más de lo intolerablemente retrasado ya esas obras del Metro en pleno corazón de la city. La elección de quien habrá de suturar (o no, como diría también Rajoy) las heridas del PP no se retrasará como las obras del Metro de Málaga. Hoy lo sabremos. Son muchos, sobre todo de entre quienes no pueden votarla, los que ven a Soraya como la oportunidad obvia del PP para apostar por el siglo XXI del centro derecha. Son muchos quienes la ven como una pro en este contexto sociopolítico, joven, mujer y experimentada, para emprender el siguiente «viaje al centro» (el que hizo en su momento el mismo Aznar que ahora no parece querer darse cuenta de que aquel viaje ya se hizo).

Democracia

El PP es importante para España, incluso aunque termine, si hace las cosas peor aún, fagocitado por Ciudadanos. Aunque esto sólo lo entienden quienes necesitan al adversario para jugar a la democracia en cada final, no los hooligans o contratados directos de cada partido político. Esos quieren que el adversario desaparezca. Soy comprensivo al respecto. A mí me costó aceptar la democracia cuando no ganaban los míos e incluso romper, si como ciudadano lo consideraba útil y necesario, con mi propio voto cautivo cuando comprendí, además, que ni el hábito hace al monje (me lo decía tanto mi madre) ni el monje a veces da la talla del hábito€ Porque hoy es Sábado.