Quizá esto les suene. Al fin y al cabo, parte ya quedó escrito y publicado. En la paradisíaca provincia de Málaga, a pesar de su preocupante tasa de pobreza entre tanta terraza y tanto comercio abarrotados, era noticia de balance anual, al comenzar 2018, que la Junta de Andalucía sólo había terminado 7 de las 47 obras previstas para depurar las aguas residuales que van a dar al mar.

Ese medio centenar de obras necesarias para la depuración fue la respuesta de la Junta a las exigencias medioambientales de la Unión Europea hace casi ocho años. Presumiblemente, se iban a financiar con el odiado canon de depuración que, en Málaga, se incluye en el comúnmente llamado recibo del agua.

En un puñetero recuadrito, en el lateral derecho del recibo, algo más abajo de la mitad de ese recibo que la Empresa Municipal de Aguas en Málaga -Emasa- envía por correo ordinario y que espera cada dos meses como un animalillo encerrado en tu buzón a que lo abras para darte un susto que cada vez es mayor, pone: B) Junta de Andalucía (Ley 9/2010) Canon autonómico de depuración. La cantidad que en mi último recibo se detalla es de 4,91 euros. Pero si a lo cobrado de más se le viese color por lo menos...

Escribir sobre el saneamiento integral integra poco al periodista en las páginas del periódico. Y más si se escribe desde Andalucía, desde Málaga. Porque parece facilón hacerlo, como de tener seco el magín y no saber de qué escribir, ya que siempre se puede recordar que uno lleva escribiendo sobre el saneamiento pendiente desde siempre. Pero es que ayer al periódico se le manchaba la portada digital con las natas de la bahía, lo que produce sarpullidos en el ánimo de la ciudadanía (por mucho que esas natas sean inocuas, según el informe del que hablamos en su momento).

La noticia, que se esparcía por el rebalaje de la pantalla como una ola, era la multa de 12 millones de euros que ha puesto el Tribunal de Justicia de la UE a España por los incumplimientos en la depuración de sus aguas. Jode. Pero aún más si recordamos que en noviembre del pasado año la UE ya nos multó con casi 50 millones por lo mismo. Demasiadas localidades que no depuraban sus aguas de entre las señaladas por la UE eran malagueñas (Coín, Alhaurín el Grande y Nerja vuelven a ser señaladas ahora). Y de aquellas 47 obras prometidas hace ya casi ocho años, sólo 26 se citaban en un informe de la consejería de Medio Ambiente. De las 26, sólo siete se habían terminado y 5 ni siquiera se habían iniciado. Por eso, quien esto firma, hacía en enero la broma de que los Reyes Magos no nos habían traído carbón, pero por la sospecha de que su merecido «regalo» terminase ensuciando aún más el litoral.

El año que viene les volveremos a pedir a los Reyes Magos que se complete el «saneamiento integral», aunque sea entre las risas de periodistas que han echado los dientes escribiendo sobre el saneamiento integral. Si consiguen seguir trabajando en esto. Muchos peinarán canas, si les queda pelo que peinar.