Ya saben que en esta columna somos mucho de tirar de diccionario. Esta semana hemos consultado el vocablo urbanismo, para el cual la RAE nos proporciona la definición siguiente: «Conjunto de conocimientos relacionados con la planificación y desarrollo de las ciudades», a la que añade una segunda acepción, «ordenación de los edificios y espacios de una ciudad». A la búsqueda de una precisión mayor, acudo a mi vetusto Diccionario de términos arquitectónicos, que vivió sus tiempos de gloria en la época universitaria y hoy languidece en un anaquel poco transitado. En mi opinión, aporta un matiz relevante ya que especifica el destinatario último de tales conocimientos. Así, urbanismo es la «ciencia y técnica de construir y ordenar las ciudades adecuándolas a las necesidades del ser humano concebido, a la vez, como individuo y como ser social». ¿Ordenar las ciudades de acuerdo a las necesidades del ser humano? Definitivamente, la definición se ha quedado obsoleta, miren si no lo que ocurre en mi ciudad. De modo que yo también voy a iniciar una petición a la RAE para que la actualicen, siguiendo la moda imperante. Entiendo que hay que dejar las antiguas acepciones para considerar las propuestas de Hipódamo de Mileto, el barón Haussmann o el marqués de Larios. Pero también hay que contemplar lo que es el urbanismo para -por ejemplo- ciertos políticos y empresarios malagueños; piensen en La Mundial o en el rascacielos portuario.

No quisiera hacer trabajar en demasía a los académicos por lo que mi humilde propuesta sería sencilla, implicando tan sólo el cambio de una letra de la definición. Quedaría así: «Urbanismo es la ciencia y técnica de ordeñar las ciudades». Sí, eso es: extraerles todo el jugo hasta dejarlas secas y sin vida propia. ¿Qué les parece? ¿Se suman a la petición?

*Luis Ruiz Padrón es arquitecto