Supongo que los que proponen que la Feria de Málaga se traslade a septiembre quieren que el hecho sea inmediato. Es decir, que este mismo septiembre de 2018 haya ya Feria. Ole. O sea, acabamos la que estamos y en unos pocos días comenzamos otra vez. Sería un año pistonudo, larguísimo turísticamente para la ciudad, lucrativo para terracistas y el sector etílico, los trajes de faralaes y las industrias auxiliares. Por qué no dos ferias, sea dicho con toda la ironía (y Cartojal) del mundo. O no.

El otro día dijo el portavoz de Ciudadanos, Juan Cassá, que veía bien el traslado de fechas y se le echaron encima. Casi literalmente.

Algunos sólo se oponen con el argumento de que Cassá no es malagueño, es asturiano. Es un argumento pobre, xenofobillo, majareta. Cassá puede decir tonterías o no pero no en razón de ser de aquí o de allá. Los malagueños decimos muchas cosas inteligentes y también muchas majaroneces, no en vano el majarón es una especie autóctona. Ahora hay un debate sobre si llevar o no la Feria a septiembre, hace menos calor, alargaría la temporada turística, etc. Se oponen los tradicionalistas y partidarios de celebrar la toma de Málaga por los Reyes Católicos. A uno como columnista le tienta pontificar o, al menos, dar opinión al respecto, pero la verdad es que no la encuentro. La opinión sobre el cuándo. He buscado en los bolsillos y chaquetas, en el armario y la cómoda, la cazadora y los cajones, he buscado en el cuerpo y en el alma y nada, no la encuentro. A ver si va a ser que no la tengo. Opinión sobre cuando ha de ser la Feria. Igual me la he dejado en una caseta. A fuerza de cavilar se va abriendo en uno un embrión de idea, que aún no mascada ni musculada, sin elaborar demasiado bien, podría ser enunciada como «me importa un bledo cuando sea», suponiendo además esta máxima un momento propicio para aprender de una vez que es un bledo, que no es otra cosa que una planta de tallo rastrero, de color verde o rojizo. Igual hasta se puede comer.

Ese bledo no es por falta de malagueñismo o por carencia de interés por el debate público, es que dan mucha pereza los debates metaféricos o metaferiados o de metaferia. Siempre con que si Centro o Real, día o noche, vino o cerveza, sevillanas o verdiales. En lugar de disfrutar. Y venga. Pachanga o grandes éxitos, bus o coche, música en las calles o no, taxi o cabify, bermudas o pantalón, polo o camisa, con limón o gaseosa. Nos falta por meternos en si a lo misionero o a cuatro patas. Gordo o menúo.

Joder con los debates, cosa de gente que no prueba el Cartojal, la San Miguel o la Victoria, seguramente. Si no estarían a otra cosa. Feria en septiembre si hay consenso, supongo. Y si tenemos huevos de romper alguna vez una tradición. Hagan juego.