El New Walk en la ciudad de Leicester, famosa por sus recientes proezas en el mundo de fútbol, es sin duda alguna una de las calles más hermosas de las Islas Británicas. Algo más de un kilómetro flanqueado por árboles centenarios y casas patricias de impecable arquitectura georgiana o victoriana. Y con bellas plazas y rotondas intercaladas a lo largo del paseo. Además del hermoso edificio neoclásico que alberga el museo de la ciudad, tres iglesias, una católica y dos protestantes, nos acompañan en el recorrido. Legado, todo ello, de aquellos tiempos que supieron crear ciudades eminentemente civilizadas, en estado de gracia.

Empieza el New Walk en Welford Place, en pleno centro de Leicester. Y termina en el Victoria Park y en la excelente universidad que lleva el nombre de esta ciudad de las East Midlands, en el corazón de Inglaterra. Se diferencia también este paseo (que, por cierto, goza del mismo grado de protección urbanística que la catedral de la ciudad) de muchos otros del Reino Unido en algo muy especial. Desde hace más de 200 años ningún vehículo, de tracción animal o mecánica, ha dejado las huellas de sus ruedas sobre la tierra del paseo. Tampoco los caballos, con o sin jinete. Ni siquiera las bicicletas, patinetes y otros artilugios que suelen perturbar a los muchas veces atribulados peatones de hoy en día. El New Walk es tan sólo para aquellos que desean practicar, sin molestar y sin ser molestados, el noble arte de ejercer de viandantes. Sin competencias y amparados por muy severas normas municipales, ellos son los señores de ese paseo que tiene todos los atributos para ser un parque. Por supuesto, todas las edificaciones del New Walk tienen también acceso a dos calles paralelas. En realidad ellas son las que permiten, desde hace más de dos siglos, el estado privilegiado del New Walk.

Hasta hace unos cien años, el paseo era conocido como el Ladies' Walk. Al principio, cuando se inauguró en 1785, decidieron los padres de la ciudad darle el nombre de Queen's Walk. En honor de la Reina Charlotte, la esposa del Rey Jorge III. Intentemos imaginar el Paseo de las Damas, el New Walk, en la época que Jane Austen nos describía en sus novelas. Pocas cosas han cambiado. Es obvio que en muchos aspectos vivimos ahora en un mundo bastante más hirsuto, ágrafo y hostil que el de entonces.

Leicester tiene orígenes muy antiguos. 'Civitas' romana, muy importante, como lo prueban sus yacimientos arqueológicos. En la Inglaterra medieval, Leicester fue la capital de los dominios del Rey Lear. Y también sede de los Obispos de Mercia. A una veintena de kilómetros de la ciudad, en los campos de Bosworth, tuvo lugar en agosto de 1485 aquella batalla que cambió radicalmente el rumbo de la historia de Inglaterra. La sangrienta muerte de Ricardo III en el campo de batalla entregó el trono de Inglaterra a su rival Enrique VII y a la Casa de Tudor. Nada sería igual a partir de aquel momento. Otros acontecimientos más recientes han incrementado el atractivo turístico de Leicester, tales como el descubrimiento de unos restos humanos enterrados en el aparcamiento de unas dependencias municipales. Después de complejas investigaciones, se supo sin lugar a dudas que eran los restos del Rey Ricardo III. El 26 de marzo de 2015 recibieron una nueva y ahora real sepultura en la nave central de la catedral de la ciudad.

En estos tiempos oscuros, no solo para el Reino Unido, la existencia de un lugar como el New Walk, nos anima a no perder la esperanza de que todos podamos vivir un día en un mundo más civilizado y mejor. Que así sea.