Habemus acuerdo. El Gobierno y el futuro de Andalucía lo han negociado unos señores en Madrid. Podrían ser Ninette y un señor de Murcia, pero resulta que son Maroto y el de la moto, Egea el lanzador de huesos de aceituna y unos señores de Vox que acentúan el hecho de que las reuniones han sido secretas. Tal vez, por coherencia, hayan obligado a que se celebraran en una tasca taurina. En la calle Bocángel de la capital de España, cerca de Las Ventas, tienen Los Clarines, donde dan un rabo de toro que quita el sentido. Lo sé ahora que puedo pagármelo, antaño, de estudiantón tendente al pobreterío, sobre todo a partir del día veinte del mes, sabía de los vinos baratos y las croquetas sueltas. En estos tiempos de Trip Advisor lo mejor que pueden decir de un bar es que sus croquetas son buenas y caseras, con el punto justo de bechamel y algo de jamón o pollo y no una infame masa que nos produzca pesadez, malestar cuando no un excesivo, por frecuente, tránsito intestinal. Eso nos produce también a veces el panorama político.

No descarten que mucha gente se decida a afiliarse a un partido extremista no tras una honda reflexión, y sí después de un retortijón. De esos que te enfadan con el mundo.

Sucursalismo. Todo en Madrid. Bonilla también ninguneado. Ah no, perdona, que los cargos sí se los han repartido en Sevilla. En esas negociaciones entre las embajadas naranja y popular. Los agraciados con consejerías, que han debido estar al borde del infarto (por la inteligente campaña de Vox para darse pisto, publicidad y notoriedad y que todo el mundo conociera su programa tras lo que ha venido la firma del pacto). Oscuro y con mucho por explicar. Adiós a 36 años de Gobierno socialista.

No nos queremos ni imaginar qué pasaría si el Gobierno de Euskadi o Cataluña, el futuro, lo hubieran decidido los estados mayores de los partidos estatales en Madrid. A no ser que consideremos que Madrid es la capital de Andalucía o que Andalucía (ancha) es Castilla. Desde el PSOE, también de Madrid, acarician, magrean, la idea de que es la oportunidad de desembarazarse de Susana Díaz, que a su vez ha acariciado la posibilidad de volver a ser presidenta. Negativo. El plan de Ferraz es hacerle la cama hasta que puedan prepararle la tumba. Ella quiere resistir pensando en una legislatura corta. Llegan ahora las quinielas y las realidades. Quién consejero de qué, quién delegado, quién a tal empresa pública. Legiones de cargos socialistas enfilan y engrosan las carreteras de Andalucía camino de sus ciudades y moradas como lo haría una soldadesca romana desalojada de Roma.