Si tú no llegas, ellos vienen. Así, los socialistas catalanes, en el año 2008, convocaban a las urnas. Y fue un éxito, con 42 diputados. Los votantes progresistas dieron la cara. Ahora, no se sabe. Lo único cierto es que el PSOE, con el corazón inflamado de rojo y llamada a la gente joven, en un escenario limpio, sin jóvenes detrás, saca su artillería para decirle a la derecha y sobre todo a la ultraderecha, que hasta aquí llegamos, que no darán un paso atrás, poniendo en marcha una maquinaria para denunciar las reiteradas mentiras y la campaña de insultos, de grueso calibre en que la derecha va a basar su campaña. Casado no se encuentra a gusto en el debate, en el debate de ideas. Lo sacas del eterno 155, de la baja de impuestos y se pierde. Rivera no le va a la zaga, aunque modula el lenguaje. Tan corto está en sus ofertas a la ciudadanía que se lleva a Inés Arrimadas de cabeza de lista por Barcelona. Arrimadas ha sido incapaz de gestionar la mayoría que le dieron las urnas catalanas. Ciudadanos y su falta de banquillo aunque siempre puede encontrar a personajes como Sergio Romero, portavoz de Cs en la Cámara andaluza, que a falta de ideas y escaso de recursos intelectuales y políticos, escupió sobre la asombrada cara de Susana Díaz los siete pecados capitales cometidos por el PSOE. Sergio Romero, escúchelo bien, nos dará tardes de gloria en el Parlamento andaluz.

A Casado y a Rivera se le está yendo la fuerza por la boca mientras que Sánchez, ufano de su enorme capital como resistente, se pasea en loor y gloria por las televisiones, las radios y siembra en los medios digitales, en las redes sociales, en la prensa digital que hay lugar para que la socialdemocracia vuelva al poder, desgranando, una y mil veces, hechos, realidades y promesas para que el ciudadano recupere esperanzas. La España de Rivera y Casado en Colón, con Abascal de mamporrero, nada tiene que ver con la que propugna Sánchez. Pero, las dos son legítimas, tienen derecho a la confrontación, siempre, siempre, con elegancia.

Lo que sí se evidencia en este inicio de la precampaña es que el líder de un partido no se construye con titulares más o menos ingeniosos, más o menos provocativos, más o menos cercanos al insulto; ni con frases hechas o retorcidas que busquen generar adhesión incondicional a su persona. Tampoco con mentiras ni golpes bajos y mucho menos con el insulto o la macarra intención de hundir al adversario político convirtiéndolo en un enemigo al que hay que laminar (cepillar, es el término que usan algunos). Porque es cierto que hay quien ejerce un liderazgo tan banal e insulso que si los sacas de las palabras gruesas y altaneras, se pierden salvo para aquellos incondicionales asilvestrados que los jalean y los montan en angarillas quemando incienso a sus pies.

Hay, además, supuestos líderes que tienen la escuela de los osados, atrevidos intelectualmente y que se manejan con no más de 400 0 500 palabras, que les son suficientes para tejer una red clientelar que les jalean como si estuvieran hartos de vino. Y Hay líderes y lideresa que ensayan darse un barniz de intelectualidad comprando y vendiendo prebendas tal cual toco mocho o como avezados trileros para justificar o, auto justificarse, que nadie como ellos tiene el poder del Santo Grial. Hay una forma de volver loca al personal: inundarla de encuestas, hacer sumas, rectas; sugerir pactos y desgobiernos, sobar la lámpara de Aladino para ver si me toca estar en el poder, en los aledaños o en los arrabales. Juro por lo más sagrado que, no habiendo empezado la campaña, me tienen majarón, con los cables cambiados, yendo de sorpresa en sorpresa sobre todo cuando los cuates de la derecha me quieren hacer comulgar con ruedas de molino (155 hasta la muerte final, como en la Legión). Tan majara ando que hasta me hacen creer que Vox no es un partido de corte fascista y que gobernar con este partido es como tomarse un daikiri al atardecer en playa cubana.

Menos mal que hay cosas que consuelan al firmante y a muchos miles de ciudadanos tal cual fue asistir en Sevilla a la recuperación de la memoria de los Hnos. Machado, Manuel y Antonio. En esta excelente recopilación del sentir y del pensar machadiano hay que decir que el camino se hace al andar. Y Braulio Medel, el presidente de la Fundación Unicaja, institución que ha hecho posible esta exposición, es caminante empedernido de la cultura, de nuestras raíces andaluzas. Y, además, se le notaba en la cara. Como cuando hace días presentó el epistolario del insigne y nunca suficientemente ponderado, Jiménez Fraud, el malagueño director de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Braulio Medel, me da la impresión, después de tantos años trazando las coordenadas económicas y políticas de la institución que presidió, ahora liberado de la cuenta de resultados ha soltado amarras para navegar por aguas más tranquilas y menos procelosas. Braulio, golpe a golpe, verso a verso. Con Serrat.