La actitud deportiva es la disposición del deportista para respetar y cumplir. Es la forma de expresarse y comportarse según la personalidad, las creencias y las experiencias vividas tanto de uno mismo como ajenas. Puede considerarse como el resultado de un proceso de aprendizaje con mucha carga emocional y el deporte es un buen medio para formar y expresar el carácter. La actitud se cultiva en los grupos sociales como el colegio, el grupo de entrenamiento, los amigos o la familia. Si se van descubriendo beneficios en estos grupos sociales, la actitud se irá reforzando y haciéndose permanente. Es la forma de expresar la personalidad y debemos entrenarla, independientemente de la edad, género o disciplina deportiva, para desarrollar una alta energía positiva y direccionarla hacia buenos comportamientos tanto de rendimiento como de resultado.

Lo que diferencia a unos deportistas de otros son las características propias de personalidad y en consecuencia, su actitud. Lo óptimo sería potenciar dichas características para favorecer el contexto deportivo. Los deportistas con mejor actitud:

-Emplearán más autoinstrucciones positivas y controlarán más sus pensamientos.

-Se concentrarán mejor en tareas específicas y movimientos.

-Estarán mentalmente mejor preparados para afrontar situaciones negativas imprevistas.

-Tendrán un entrenamiento mental de mayor alcance.

-Mostrarán más activación y controlarán mejor el estrés competitivo.

-Demostrarán más confianza.

-Asumirán más riesgos y buscarán más estímulos.

-Tendrán más expectativas de éxito.

-Mostrarán más compromiso con la tarea.

-Serán más conscientes de las acciones, aprendizajes y sensaciones.

Para entrenarla es muy importante tener siempre objetivos de rendimiento y no de resultado, que favorezcan las repeticiones y los intentos deportivos dentro de la pista. Tras conseguir automatizaciones, sí podremos aspirar a objetivos de resultado y utilizar la competición como aprendizaje. Cuanto más realistas y cuantificables sean los objetivos más éxito encontraremos con los deportistas, favoreciendo en ellos la autoconfianza de sentirse válidos y motivados por ir superando pequeñas metas. Conseguiremos mayor compromiso y adherencia a la práctica deportiva. Explicar y hacer comprender a los deportistas la importancia del error como proceso de aprendizaje y la capacidad para superar la frustración mediante el control de los pensamientos y las emociones es muy importante de cara a la búsqueda de la perseverancia. Las técnicas de respiración ayudan a encontrar el punto óptimo de activación del jugador favoreciendo la capacidad de razonamiento.

La capacidad de perdonarse a sí mismo los errores cometidos y seguir centrado en el presente es muy importante de cara a seguir con buena intensidad y predisposición. Para ello es importante trabajar rutinas que hagan recordar la importancia del presente e invertir toda la energía en su situación actual. El Mindfulness está basado en la conciencia plena y la capacidad de focalizar el presente de una manera activa y es muy productivo en el contexto deportivo.

Debemos hacer entender a los jugadores que su comportamiento y sus acciones afectarán en gran medida a su rendimiento y no hacerles creer que la suerte, el destino u otras personas, determinarán su futuro. Esto es lo que se llama en psicología Locus de Control, pudiendo ser interno o externo. Las excusas que escuchamos en una pista son siempre atribuidas a un locus de control externo y debemos desarrollar y trabajar el locus de control interno del jugador. Un jugador debe seguir buscando la solución y la mejora de su rendimiento y no encontrar excusas a su mala ejecución. Es muy importante prestar atención a lo que sí depende del jugador y no dar importancia a lo que no depende del jugador.

El trabajo de la flexibilidad mental es también fundamental. La capacidad de afrontar situaciones inesperadas, tomar decisiones rápidas, saber afrontar partidos difíciles, aprobar exámenes, gestionar problemas familiares... hace que la carga emocional y de responsabilidad sea muy grande. Para ello debemos influenciar mediante circunstancias variadas, e invertir mucho tiempo en experiencias, fracasos, diversiones, sufrimientos y decisiones. Es un trabajo diario que dura mucho tiempo, pues mediante un contexto situacional, buscamos trabajar el carácter y la actitud.

La actitud deportiva positiva respeta la confianza del jugador, mantiene su motivación a la hora de luchar por el éxito, responde a la presión y asume retos con mayor facilidad, demostrando capacidad en el deporte.

«La mente humana si se dirige adecuadamente, puede transformar al individuo más común en un genio».

Don M. Green.