«Si uno repasa la historia deportiva reciente del sur del estado americano de Oregon, es imposible no encontrarse un Singler o un Brosterhous. La boda entre Ed y Kris unía dos estirpes de deportistas. Y como al final ocurrió, sólo podía seguir generando más deportistas de élite. Kyle Singler, como su hermano Edward J. que triunfa en Grecia en el Panionios o su hermana Katen, bailarina de la «Lyfe Dance Company» y trabajando como Digital Manager para «Nike» en Oregon, decidieron seguir la herencia familiar.

Ed, el padre de Kyle, fue el quaterback estrella de Oregon State University entre 1978 y 1982. Su madre, Kris, jugaba en el equipo de baloncesto de la Universidad de Oregón. Los cinco tíos de Kyle han jugado en la Division I de la NCAA en diversos deportes en las universidades de Oregon, Stanford y Texas, y ocho miembros de la familia han jugado el torneo estatal de baloncesto desde que sus dos bisabuelos lo hicieran en los años 20. Rudy Singler en 1923 y Ed Brosterhous en 1921.

Los antecedentes no presionaron nunca al pequeño Kyle a escoger la vía deportiva pero estaba claro que marcaba su ADN. El baloncesto o el fútbol americano no fueron sin embargo sus primeros amores. Quizás huyendo de las comparaciones, en Salem, la capital del estado, Kyle jugaba al hockey sobre hielo y lo hacía muy bien. De hecho, él todavía cree que hubiera llegado a profesional en ese deporte, pero una mudanza de la familia a Medford cuando tenía ocho años acabó con su sueño.

En la ciudad no había ni equipo ni tradición en el hielo y el baloncesto le abrió la puerta. Desde niño ha sido una estrella, en secundaría, en high school y en la universidad. Ha tenido que vivir siempre con el foco mediático que le colocaba entre los mejores jugadores del país. Un hecho que no ha cambiado su carácter alegre, agradable y cercano. Como capitán de los míticos «Blue Devils» de Duke lideró al equipo de Coach K al título de la NCAA en 2010 siendo elegido MVP. Era el momento de dar el salto a la NBA, pero decidió completar su ciclo en la universidad y acabar sus estudios algo que le penalizó en el draft y que gracias al lockout le trajo a España, a Alicante y después al Real Madrid antes de debutar en la gran Liga. Su amistad con José Luis Mateo le ha devuelto a nuestra Liga, ahora en el Obradoiro.

Como su gran amigo Kevin Love, creció admirando a Larry Bird y Kevin Garnett y ahora intenta salvar al equipo gallego del descenso de categoría. Con su entrenador Moncho Fernández, recién renovado, el Obradoiro medirá el verdadero «estado mental» del equipo verde en el Carpena. Después de los muchos altibajos en la temporada donde hemos soñado con todos los títulos y hemos llorado pensando en todos los fracasos, al equipo le toca encontrar su velocidad de crucero. Ya no hay excusas. Es la hora de demostrar la verdadera valía de este equipo y luchar por las semifinales de la Liga€ otra cosa sería sumar una nueva desilusión a un proyecto que necesita alegrías. Suerte€