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20 años de la Opinión

Lo mejor está por venir

Echar la vista atrás es un ejercicio muchas veces necesario, porque el pasado recoge la experiencia que nos prepara para el futuro. De esta forma vemos con meridiana claridad los fallos y los aciertos, el esfuerzo, el aprendizaje, la determinación. La distancia nos permite entender lo que en aquel momento se nos antojaba inexplicable. Pero la foto fija de una época, de los propios recuerdos, nos coloca frente a un espejo de dos caras, donde al mismo tiempo que vemos nuestra capacidad y evolución, se nos muestra sin piedad lo efímero de cada momento. Por esta misma razón corremos el riesgo de quedar atrapados en su reflejo, prisioneros de la nostalgia y la añoranza de aquellos años pasados que nos han convertido en lo que somos.

El coche casi en la playa, o en la puerta de la tienda en plena calle Larios, la feria de día con caballos y carretas por nuestras calles, las barcas de pescadores y chabolas en la Misericordia, el Morro infinito, dos o tres hoteles que afortunadamente han llegado hasta nuestros días, remodelados y más competitivos que nunca, bares sin acento extranjero, museos cerrados, solares e inmuebles prácticamente derruidos en pleno centro histórico de la ciudad. Turismo intensivo en la Costa del Sol Occidental, frente a las deficitarias carreteras hacia el este de nuestra provincia, sardinas con un pie en la arena y noches de hogueras en pleno verano. Viajes sin cinturón en los asientos traseros, móviles solo para hacer llamadas, películas en cines de barrio y camperos en las cenas.

El pasado, que no siempre fue mejor, nos engulle en ocasiones con sus fauces de melancolía. Pero hay que huir, como hizo esta ciudad hace 20 años, como hicieron sus dirigentes con Celia Villalobos primero y Francisco de la Torre después, muñidor de un futuro que entonces quizá sólo pudo imaginar. Como hizo este periódico, La Opinión de Málaga, nacido al calor de la juventud y el entusiasmo, de las ganas de salir a mirar, ver y entender para poder contar la realidad que respiran los malagueños. Lo hizo sin duda de la mano de un veterano, Joaquín Marín, quien no ha podido ver como se cumple la segunda década de su creación.

En estos años se ha peatonalizado calle Larios y hoy nadie puede imaginársela de otra forma; se ha llevado a cabo la gran transformación del puerto, que tantas idas y venidas tuvo, se ha ampliado y se ha abierto a la ciudad, recuperándolo y transformándolo en sala de arte museística, monumental y gastronómica. Se inauguró justo hace 20 años el Palacio de Deportes, después el Palacio de Ferias y Congresos, la segunda terminal y la torre de control de aeropuerto Málaga-Costa del Sol, que en la actualidad ocupa el cuarto lugar en cuanto a volumen de tráfico entre los aeropuertos de España y el tercero de la Península Ibérica.

Autovías, AVE, cruceros, metro, exportación de productos tropicales, empresas cárnicas con negocios en China, cocineros con estrellas Michelin, músicos de renombre internacional, actores convertidos en estrellas 'hollywoodienses', tronos en Madrid y un Parque Tecnológico sede internacional de la innovación y el conocimiento.

Y este periódico ha estado ahí para contarlo, como hará a buen seguro con todos los proyectos pendientes que tiene la provincia, desde la finalización del metro, empezando por las obras en el centro de la ciudad, hasta la modernización y ampliación de los puertos de nuestro litoral, la conclusión del saneamiento integral, las conexiones viarias que acerquen más a los malagueños de los diferentes puntos de la provincia, la reducción de las listas de espera en la sanidad o la mejora de las políticas sociales y las infraestructuras educativas. Compromisos todos de este nuevo Gobierno andaluz que serán anotados con luz y taquígrafo en las planchas del diario La Opinión, que será testigo y relator de los cambios que una sociedad debe afrontar para ser más cívica, tolerante, libre y respetuosa. Porque de nada sirven los grandes proyectos si no transforman para bien las pequeñas cosas que nos rodean y ayudan a fomentar la igualdad de oportunidades, el progreso y la prosperidad de nuestra tierra.

En esa aventura del futuro que ya hoy estamos construyendo, los medios de comunicación se tornan imprescindibles a la hora de advertir sobre la desviación de nuestros trazos y trasladar a los ciudadanos los movimientos políticos, económicos y sociales que influyen realmente en su día a día.

Veinte años pueden no ser nada, o pueden ser toda una vida, como la de La Opinión de Málaga, que a través del papel primero y en la era digital después, se ha fundido con la provincia de la que se nutre y a cuyo desarrollo y empuje ha contribuido sin ninguna duda. Sin dejar de mirar al horizonte y teniendo claro que lo mejor está por llegar, a por otros veinte años y muchos más.

*Navarro es delegada del gobierno de la Junta de Andalucía

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