Los tuyos ya están muertos, a los míos los están matando». Al morir, Rubalcaba ha detenido, un poco, el tiempo y la alargada campaña electoral. Cualquier muerte no esperada, aunque la estemos esperando todos más tarde que temprano, te para por un momento el paso. Como la también triste y más temprana muerte de Pancho, el profesor de la UMA que más sabía de cine. Pancho se ha ido esta semana sin preaviso con apenas 50...

Pancho y Alfredo

El profesor de Historia del Arte, el malagueño Francisco Juan García Gómez, si no le hubiera asaltado un ictus también, quizá habría escrito el guion de una película en la que aparecieran casas del siglo XIX en Málaga, su otra gran devoción. Si en algún momento de la trama se hubiera asomado por una ventana Alfredo Pérez Rubalcaba, en un buen plano corto y con esa media sonrisa en la que le cabía toda la trastienda de la política española, nos habría enganchado. Gente con carisma. La frase entrecomillada del comienzo la recordaba Lucía Méndez en una vibrante necrológica en El Mundo. Se la dijo Rubalcaba a Felipe González, quien tanto le debe de estar llorando, cuando, ya retirado de la política, vio cómo en el PSOE de Sánchez no cabían quienes habían sido los suyos. La frase, aunque metafórica, adquiere con la desaparición de Alfredo Pérez Rubalcaba una dimensión casi de cambio de era. De la densidad de gente como él a la liquidez de los actuales líderes políticos que han de tener en la cabeza -y en el corazón- a España...

Más democracia

En redes sociales, y en alguna publicación que se ampara en decir que es prensa para defender su basura editorial, ya se han dicho -entre loas también y sentidos obituarios, lógicamente- algunas barbaridades. Con menos sectarismo y más educación democrática todos sentiríamos la muerte de nuestros políticos, sean afines o no. Porque la verdadera política es servicio. Y el sacrificio de lo público no se suele ver. Ahí radica parte del problema de nuestros días de liquidadora liquidez. Hay que ser grande para trabajar por los ciudadanos sin que se pregone ni televise ese esfuerzo. Si eso no hubiese ocurrido en el caso de Rubalcaba, ahora que se recuerda su papel en el final de la barbarie de ETA -junto al de otros políticos de distinto signo y al dolor por las víctimas-, algunos asuntos de Estado no se habrían abordado nunca. Pero hoy hay políticos a los que les falta grabarse haciendo de cuerpo en un váter dorado, si así lo consideran beneficioso sus asesores de imagen, comunicación y marketing. Y, lo que es peor, les parecería un buen consejo.

Bailar pegados

Como quien esto escribe tiene cada día más tendencia a la ternura, quizá (como saben quienes en un ejercicio de sorprendente generosidad me leen), por ser padre ya mayorcito de un niño y de un bebé -lo que, además de romperme la espalda me «reilusiona» el corazón-, me embelesó el educado afecto que se confesaron públicamente el consejero de Presidencia de la Junta, Elías Bendodo, y el vicepresidente Juan Marín en el Foro Nueva Economía que se celebró en el malagueño hotel Miramar hace tres días. De «compañero, amigo y persona con la que hablo más que con mi mujer», calificó Marín a Bendodo. Bailar pegados es bailar. Al margen de la necesidad, obvia, de querer escenificar la solidez del pacto de gobierno ante la crecida electoral socialista que, según el CIS, corre el riesgo de inundar los cultivos del centro derecha el 26 del mes en curso. Por ahí arriba no se termina de entender la extrapolación andaluza. El 2 de diciembre aquí ganó fundamentalmente el cambio.

Cambio de viento

Con ese viento, Juanma Moreno resistió lo suficiente, en parte y pese a la ya veremos si todavía imparable fuga de votos populares, porque en poco se parece a Casado. Marín no acusó desgaste de haber sido muleta de Susana Díaz porque se llevaba el naranja hasta en Sevilla. Y Vox recogió a los hartos ya de estar hartos de muchas cosas por resolver en este país, no sólo, como se dice con electoral intención, a los fachas, aunque sea una formación de extrema derecha, pero no en el sentido más clásico, y sea también el paraguas de radicales que andaban huérfanos de siglas en las que sentirse tribu. Muchos de quienes se quedaron en casa en las elecciones andaluzas lo hicieron para no evitar el cambio. Fue una pasividad activa. Y la mayoría de quienes fueron a votar, incluso muchos de quienes votaron Adelante Andalucía, lo hicieron para dejar de estar atrapados en el tiempo.

Paco y Manuela

Ya en el turno de preguntas del foro, Juan Marín le lanzó una loa al alcalde De la Torre. No ha sido la única de alguien de partido distinto que ha recibido el ya candidato a revalidar, en tiempos difíciles, la alcaldía por Málaga. Su serena conversación con Manuela Carmena en La Sexta, el momento en que ésta dijo que le votaría sin problemas, ha puesto a algunos de los nervios. Sin embargo, aunque hubiera movido ficha por debajo del tablero rápidamente, Rubalcaba lo habría encajado socarrón con su media sonrisa... porque hoy es sábado.