Síguenos en redes sociales:

Málaga solidaria

No es solo juego

Las escuelas de verano buscan favorecer el desarrollo de niños, niñas, adolescentes y sus familias para mejorar sus procesos de inclusión

¿Sabéis a qué juegan los niños y niñas de Burundi? ¿Cómo o para qué se construye un dragón chino? Conocer otras culturas, convivir, aprender a resolver los conflictos, dentro de un modelo coeducativo y siempre desde el juego, desde el fomento de la curiosidad y la creatividad, aprovechando las capacidades y su propias necesidades, atendiendo sus ganas de divertirse y hacer nuevos y nuevas amigas, todo eso y mucho más es una Escuela de Verano.

A través de ellas se busca favorecer el desarrollo de niños, niñas, adolescentes y sus familias para mejorar sus procesos de inclusión social y autonomía, así como implementar un modelo integral que, además, favorezca la conciliación de la vida laboral y personal de las familias.

Por eso, INCIDE apuesta por las Escuelas de Verano como un proyecto de gran importancia dentro de su programación anual. Nuestra experiencia de casi treinta años interviniendo con la infancia nos lleva a apostar por la innovación con un trabajo que no solo incorpora actividades de tiempo libre, sino que también nos lleva a incorporar talleres de inteligencia emocional a través de la gamificación y del arte. De este modo llegamos mucho más allá del simple entretenimiento, incorporando valores, mejora de la autoestima, de la creatividad, de las relaciones interpersonales, conocimiento de otras culturas y trabajo colaborativo y en igualdad.

Además, para aquellas niñas, niños y adolescentes que acuden a las escuelas de verano y que tienen una mayor vulnerabilidad por la situación sociolaboral de sus familias, éstas se convierten en un espacio de oportunidades, donde comparten con sus iguales y suponen un gran apoyo a sus familias.

INCIDE pone en marcha 18 escuelas de verano, de las cuales 7 son privadas con una inscripción de 422 menores; otras 11 pertenecen al programa CaixaProinfancia y acogerán a 560 menores, y, por último, otros 145 tendrán acceso a estas escuelas a través del programa SYGA, de la Junta de Andalucía, que les proporcionarán, aparte de las actividades, una garantía de tres comidas diarias. En total estamos hablando de más de mil ciento veinte niñas, niños y adolescentes que va a aprender a jugar, a participar, compartir y aprender en un entorno seguro y con profesionales de sobrada experiencia.

Estamos seguros de que es posible encontrar información sobre las dos preguntas que hacíamos al inicio de este texto, pero vivirlo día a día, disfrutarlo con otros amigos y amigas, jugar a esos juegos, crear un dragón chino y meterse en él, acabar empapado/a al lanzarse globos de agua y terminar un juego de cartas sobre las emociones en tiempo récord, reír y, ¿por qué no?, enfadarse para después acabar abrazados, es algo que tienen que vivir. Ahí es donde una escuela de verano adquiere todo el sentido.

*Jorge Álvaro Recena es técnico de Incide

Pulsa para ver más contenido para ti