Hacía mucho que no se sabía tan poco de lo que pensaba un líder político, y de cuáles eran sus verdaderas intenciones. No se si es una virtud pero al menos es un capital. Personalmente creo que ninguno de sus allegados sabe a ciencia cierta lo que a la hora de la verdad hará Pedro Sánchez. Sospecho que incluso políticos socialistas tan avezados como González o Zapatero andan estos días dándole vueltas a la jugada, para imaginar cuál pueda ser. El capital en cuestión lo acumuló en dos jugadas maestras y de alto riesgo, la elegante salida del aparato y del escaño para luego volver a la cúpula del PSOE ungido por la militancia, y la moción de censura que lo metió en Moncloa. Es tal el prestigio que se ha hecho de jugador first class que solo le queda al público (todos los que no son él) la curiosidad por su próxima carta, tras manejar tiempos y silencios como un gran maestro del póker.