En las últimas semanas se han multiplicado las detenciones de presuntos pederastas, lo que siempre es motivo de felicitación. Las detenciones, no el incremento de pederastas. Ahora corresponde un juicio justo con todas las garantías y que cada uno afronte la pena correspondiente con esta ley tan blanda que los políticos han dejado en manos de los juristas.

Puede que usted, amigo lector, lea sobre estos casos como quien lee sobre el desplome de la gasolina en Burkina Faso, algo lejano y que nunca le afectará, pero quienes lidiamos con el derecho penal sabemos que esos desalmados son el vecino de al lado o, estadísticamente, un familiar cercano. Seguro, me atrevería a afirmar, usted desconoce que existen matrimonios pederastas que se intercambian las viviendas durante un fin de semana para abusar de los hijos de los otros consortes. Dejan a sus propios hijos al capricho y deseo de otra pareja que, a cambio, les cede a los suyos para que usen y abusen de ellos durante 72 horas. Ya se han detectado varios casos en España. Y esto es sólo la punta del iceberg de internet, que se divide en tres partes: Surface Web, buscadores tradicionales. Deep Web, diferentes websites científicas, legales, gubernamentales, bancarias, etc. Y un 6% de fácil acceso llamada Dark Web, en la que bucean casi impunemente los terroristas, pederastas, traficantes, y todo desalmado que quiera esquivar cualquier tipo de control a través de buscadores especializados cuyo nombre omito. (En España existen más de 6000 pedófilos identificados por su IP que siguen actuando por la falta de medios de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado).

Si usted es una persona normal aun estará dándole vueltas a la idea de los matrimonios que intercambian a sus propios hijos. Se le habrá clavado en el cerebro y le martilleará durante algún tiempo más. Pues ese es el plan cotidiano de los que nos dedicamos a este mundo sórdido desde un punto de vista u otro. Desde el encomiable trabajo del Servicio de Análisis del Comportamiento Delictivo de la Guardia Civil (SACD, que ahora cumple 25 años), las Unidades de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, psiquiatras forenses, fiscales del ramo y letrados especializados, entre otros, todos hemos visto videos de penetraciones a bebés de cuatro meses, felaciones realizadas por niñas de dos años y todo tipo de salvajadas parafílicas que uno nunca quisiera haber conocido, llegando incluso a sentir el hedor putrefacto de quien realiza, explota y justifica tales actos.

Es posible, amigo lector, que usted siga creyendo que esto que le cuento ocurre a miles de kilómetros de distancia de la leña de su hogar, pero no dude que en la Dark Web existen cientos de miles de pedófilos y pederastas con una voracidad insaciable por colarse bajo su felpudo y copiar las fotos que usted cuelga de su hijo en redes sociales por aquello de un absurdo postureo exhibicionista. Sí, esa tierna foto de su retoño en la playa o la divertida instantánea de su nieta bailando en la fiesta de la guardería son usadas para incrustarlas informáticamente en los cuerpos de niños reales. Sería, por resumir, la versión en pornografía infantil del video de El Equipo de A que se hizo viral con nuestros políticos. Qué sentido tiene acompañar a un niño de 8 años cuando sale a la calle y dejarlo sin vigilancia cuando navega por las autopistas de la red.

Estos pederastas suelen ser cazadores solitarios que pasan desapercibidos socialmente (ingenieros, profesores, médicos, abogados, amas de casa, etc) y, a través de internet, encuentran a sus iguales, descubren que son legión, se reconocen, y empiezan a disculpar y liberar su criminal e irrefrenable pulsión. Incluso se asocian, intercambian material, se suscriben a revistas de contenido sexual con menores (tal cual, editadas a color y con todo lujo de detalle, existen). Estos desviados se hacen llamar "Boys Lovers" porque "tarados hijos de puta" ya estaba cogido, y se anuncian mediante simbología diseñada al efecto con triángulos o corazones de diferentes tamaños y colores dependiendo del sexo o edad de la presa deseada. Incluso cuentan con parafernalia y bisutería que les identifica. Y así, poco a poco, día tras día, van recopilando más y más material de explotación sexual de menores, incluidas las inocentes fotos de su hijo o su nieta, que serán usadas para dar rienda suelta a las asquerosas perversiones de una multitud de desaprensivos que son incapaces de preservar inmaculada la inocencia de los más sagrado a cambio de conseguir satisfacción sexual.

Y usted se preguntará por qué le hablo hoy de esto. Muy sencillo. Porque los dos últimos detenidos en España supuestamente engañaban a las menores prometiéndoles la salvación de sus almas ante la inminente llegada del fin del mundo a cambio de favores sexuales, y las niñas les creyeron. Así que tenemos la obligación de preservar la vida privada y la intimidad de nuestros pequeños, educarles para que detecten conductas sospechosas, sepan que siempre pueden contar con sus padres ante cualquier situación de peligro, o vigilar que no seas víctimas de grooming. Y porque, nos guste o no, el no hablar de ello no significa que el mal desaparezca. Si miramos para otro lado, si hacemos oídos sordos, vendrá el llanto postrero, el rabioso rechinar de dientes. Pero una cosa es segura: el mal entrará en su casa, la inocencia de su hijo se perderá para siempre, y usted le habrá abierto la puerta.