Quien me conoce sabe que el baloncesto es mucho más que la profesión a la que me dedico. El baloncesto es mi pasión. Disfruto mucho estudiando, aprendiendo, analizando, viendo baloncesto. Pero no por eso dejo de ser un futbolero. Reconozco que el fútbol es un deporte diferente, que te tiene enganchado de por vida al equipo del que eres fan, seguidor o como queramos llamarlo.

El deporte que se juega con los pies está demostrando una evolución en sus reglas intentando modernizarse, algo en lo que el baloncesto, por ejemplo, le lleva años luz. La temporada pasada nos sorprendió con la inclusión del VAR, que no es otra cosa que un árbitro que desde una sala rodeado de pantallas de televisión ayuda a arbitrar el partido y eliminar la polémica que siempre ha existido con esto de los errores de los árbitros favoreciendo a unos u otros. La realidad es que, no sé cómo, esa polémica sigue existiendo y los árbitros se siguen equivocando aun teniendo esa inestimable ayuda de un compañero que ve el partido por televisión con repeticiones de las jugadas desde muchos ángulos. Que le pregunten al Málaga el viernes pasado...

Pues ahora con la vuelta a la competición después del confinamiento, han decidido, con buen criterio, hacer parones de juego para hidratarse y darle la posibilidad a cada equipo de realizar cinco cambios pensando en esos jugadores que van a disputar once partidos en algo más de un mes. Y, como suele pasar en estos casos, es una medida que no contenta a nadie.

Los entrenadores de equipos menos poderosos se quejan de que ellos no tienen tantos jugadores de calidad como los mejores equipos como para realizar tantas sustituciones. Sin embargo, los entrenadores de los más poderosos y favoritos también se quejan de que tener posibilidad de cambiar a cinco jugadores permite a los más débiles mantener un fuerte ritmo de juego y correr detrás del balón mucho más tiempo. También dicen que no es tan necesario hacer tantos cambios en un partido... Quizás es que ellos no pueden hacerlos, porque a ver quién es el guapo que cambia a sus grandes estrellas en un deporte en el que, como sabemos, los jugadores mandan mucho más en los vestuarios y en los clubes que los entrenadores.

Lo que sí es cierto es que esta norma favorece a los grandes entrenadores capaces de leer lo que pasa en un partido puesto que les da la posibilidad desde el banquillo a reaccionar y cambiar por completo lo que está sucediendo en el campo. Hablamos de que podrán sustituir a cinco jugadores, la mitad del equipo. Si hay entrenadores que cambiando a jugadores de posiciones son capaces de cambiar el sino de un partido, darles la posibilidad de sustituir a medio equipo es un arma muy importante para decantar partidos a su favor.

Lo que los entrenadores deben tener en cuenta es que esta norma se creó para proteger a los jugadores de las lesiones. No pueden olvidar que llevan sin entrenar mucho tiempo y que el periodo de preparación para volver a competir no ha sido seguramente el adecuado para enfrentarse a tantos partidos en tan poco tiempo. Tener presente que si un jugador tiene una lesión muscular se perderá todos los partidos que resten, puesto que no habrá tiempo para recuperarlo y se verán obligados a afrontar lo que quede de competición sin ese jugador lesionado.

Será fundamental el trabajo de preparadores físicos, médicos y recuperadores para anticipar cualquier posibilidad de lesión haciendo descansar al jugador que presente riesgo de romperse. Ya sabéis, más vale no contar con alguien para un partido por hacerlo descansar que perderlo para el resto de competición.

Y los propios jugadores, que siempre quieren jugar y no les gusta perderse ningún partido, deberán aprender que la dosificación de esfuerzos serán clave para evitar lesiones y para buscar el máximo rendimiento.

Con este panorama, aquel entrenador que consiga tener enchufados a mayor número de jugadores, que confíe más en su plantilla al completo y quien convenza a sus estrellas de que ellos también deben descansar tendrá ventaja para llevarse la liga de la pandemia. Si encima es capaz de leer lo que pasa en los partidos y se atreve a usar ese arma de los cinco cambios puede ser invencible.