Han cerrado el Starbucks que había cerca de mi casa. Igual el mundo se está acabando. Pongo en Google «cierra Starbucks» y me salen un montón de noticias. Unos dos mil establecimientos menos en no sé cuanto tiempo en una pila de países. Yo no le he visto nunca mucha rentabilidad a un negocio en el que un tío con un café se pega toda la tarde mirando su portátil.

-Oiga, también hay dulces.

Se está bien en los Starbucks, se está tan bien que la gente no se va, poca rotación de mesas, que diría un hostelero tradicional. Aunque digo yo, que tengo cero habilidad para hacer negocios o dinero, que ya tendrán ellos estudiado todo y que la cosa será rentable. Por eso están por todo el mundo.

El cierre de muchas franquicias que creíamos sólidas es todo un símbolo. Ahora me falta saber de qué. Los comercios tradicionales tampoco arrancan y se ven muchos locales vacíos céntricos. No importa en qué ciudad lea esto. Como gesto solidario habrá que seguir yendo a las tiendas y a los bares, si bien lo más solidario sería quedarse en casa, dado que el virus avanza y los rebrotes son constantes. O sea, el honrado españolito de a pie tiene una dicotomía (que suena a golpe en la cabeza) entre ser solidario de una manera o de otra. Me temo que a todos nos va a saber un poco amargo el café del futuro, aunque como sobran agoreros diremos que lo mejor (aunque sea en una cafetería moderna y no en una para hipster) está siempre por llegar.

Me gustan los Starbucks, pero es que yo soy un vicioso del café. Lo que no sé si me gusta es esta época. Tienen wifi, personal amable y su localización es buena. Estás en el quinto pino, en el quinto pino noruego o argentino, por ejemplo, te metes en un Starbucks y tienes un ambiente cálido y como de casa, que te es familiar. Como siga abundando en este argumento descubro la globalización. Voy a globalizarme un café en casa, en cafetera italiana y voy a mirar como está el día. No sé si acabar esta columna o lanzarme a la calle, a ver como cierran locales o a ser yo quien los abra. De joven cierras bares y de mayor escribes artículos lamentando que los cierren. El texto se nos va yendo al lado golfo, de cafetería a bares. Como pasa algunos días en el devenir de un consumidor. O de una persona misma.